EL TOQUE DE LA MANO DEL MAESTRO
ELDER BOYD K PACKER
Early August, 1998
EL RESCATE
Con todo mi amor para el Jefe de los Músicos.
ELDER Boyd K Packer
Mas allá de atlante azulado donde parece que nace el sol; sufría crudamente en desespero un triste y solitario extranjero. Se encontraba el bajo densas nubes extrañas y en el tumulto de un extraño puerto, fue el triste y solitario resultado de su profundo destierro y despojo. El aguijón de la muerte el sentía como efecto de una vil elección
Reflexiona alma mía te necias contrito, vislumbrando en ascuas un obtuso vació. En abandono y desamparo te habías quedado, al igual que tus santos tesoros, que en fidelidad el benigno creador con amor te había consagrado
Bajo sombra de nubes extrañas acogido por el temor y la sabia razón, sin cesar inculcaba al extranjero una tierna y delicada voz, que en silbo de viento apacible una divina canción redactaba, era una silaba atenuante que decía, aun hay tiempo, aun hay olvido hijo mió, y también para ti hay amplio perdón
Al razonar el extranjero pensaba, que la implacable justicia se negaba a cobrar doble vez el jugoso rescate, porque un errante forastero de un siglo distante la deuda ya había saldado. Al expiar sin percance tu culpa con afán la tierna y dulce voz tristemente advertía que siguieras fielmente adelante sin volver la mirada hacia atrás
Al mirarle los ojos supiste que tu culpa había sido no poca, porque de calixta hiel su gran copa tu pecado la había colmado. Y al besarte el en la cúspide frente, tu sentiste ebriedad de dolor en sus labios; por este hecho sin duda supiste que al beber tu pecado el debió haber vacilado
Al partir de tu lado el muy triste, sin querer su teñido manto rozaste; y en ese preciso instante gran alivio de males sentiste. Ya estando dos leguas distante con asombro tu atuendo miraste y al verlo de sangre teñido tú pensabas que estabas herido.
Tres Años mas tarde una voz apostólica y bufona té hablaba y decía, No era tuya la sangre viajero sino más bien la de aquel forastero que al desear su amor comprobarte de sus poros la había sudado. Al beberse la copa calixta justo antes de ser arrestado por venderle su amigo con beso el viajero pagaba tu vil elección
Miguel Ángel Tinoco Rodríguez
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