Muchos correran de aui para alla

Daniel 12:4

Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y el conocimiento aumentará.


“Hay muchos hijos del Señor que andan corriendo de aquí para allá buscando una ancla estable y un canal seguro. Será tu responsabilidad y tu misión alumbrarles el camino a estas personas.” (P.M.B)

Friday, November 11, 2011

Si me amáis, guardad mis mandamientos

Sión, 11 de Noviembre del 2011

Escrito esta: Si me amáis, guardad mis mandamientos. Estas fueron las palabras que manifestó el Señor Jesucristo a su pueblo y a todos los extremos de la tierra una y otra vez y para siempre.  Ver Juan 14:15. Porque guardar los mandamientos es la ley de Dios y los profetas. De esto escrito esta:

He aquí, os he dado los mandamientos; guardad, pues, mis mandamientos. Y esto es la ley y los profetas, porque ellos en verdad testificaron de mí.

(Libro de Mormón | 3 Nefi 15:10)

Si me amáis, guardad mis mandamientos, y la enfermedad de la tierra redundará en gloria para vosotros.

(Doctrina y Convenios | Sección 124:87)

Tal cual las leyes constitucionales de una republica, los mandamientos de Dios son la constitución esencial de la vida terrenal y de la vida eterna; es y debería ser nuestro código universal de conducta. Y como todo fundamento seguro, los mandamientos de Dios son inviolables, inmovibles y no negociables o enmendables. Porque Dios es el mismo de ayer, hoy y siempre: también es perfecto y santo y nada impuro pude morar en su presencia; y por lo tanto aunque el valor de las almas es grande a su vista y su amor infinito, el no nos a dado sugerencias sino mandamientos. Y El Señor nuestra rectitud no puede ver el pecado con el mas mínimo grado de tolerancia. Mas escrito esta que el que se arrepienta y cumpla los mandamientos del Señor será perdonado.  Y El mismo Dios declaró esto a sus profetas diciendo:

¿Quién soy yo, que hice al hombre, dice el Señor, para tener por inocente al que no guarda mis mandamientos?

(Doctrina y Convenios | Sección 58:30)

Así dice el Señor Dios: Maldita será la tierra, sí, esta tierra, para la destrucción de toda nación, tribu, lengua y pueblo que obre inicuamente, cuando haya llegado al colmo; y así como he dicho acontecerá, porque ésta es la maldición y la bendición de Dios sobre la tierra, porque el Señor no puede considerar el pecado con el más mínimo grado de tolerancia.

(Libro de Mormón | Alma 45:16)

Y también, para que aquellos a quienes se dieron estos mandamientos tuviesen el poder para establecer los cimientos de esta iglesia y de hacerla salir de la obscuridad y de las tinieblas, la única iglesia verdadera y viviente sobre la faz de toda la tierra, con la cual yo, el Señor, estoy bien complacido, hablando a la iglesia colectiva y no individualmente, porque yo, el Señor, no puedo considerar el pecado con el más mínimo grado de tolerancia.

No obstante, el que se arrepienta y cumpla los mandamientos del Señor será perdonado; y al que no se arrepienta, le será quitada aun la luz que haya recibido; porque mi Espíritu no luchará siempre con el hombre, dice el Señor de los Ejércitos.

(Doctrina y Convenios | Sección 1:30 - 33)

El quebrantar los grandes y santos mandamientos que el Señor nos ha dado es un signo de debilidad o de la escasez de amor en nosotros mismos, por nuestro Dios, por nosotros y por nuestro prójimo. El transgredir los mandamientos también nos manifiestan nuestra incredulidad, nuestra falta de confianza y de fe en el Señor Dios que tan afanosamente y que con gracia nos creo.

Así que si no estamos cumpliendo uno o más de los mandamientos que El Señor nos ha dado, los cuales están como un testimonio reluciente en las santas escrituras,  es porque no tenemos El suficiente amor, la suficiente confianza y la suficiente fe en El para que nos prepare la vía para cumplir todo lo que nos ha mandado. Y por lo cual el resultado es el sufrimiento, la miseria, la angustia, la pestilencia, las enfermedades y la muerte tanto temporal como la eterna separación de la presencia de Dios.

Fue por este motivo que nuestros primeros padres al principio de la creación de esta tierra fueron desterrados de la presencia de Dios y del bello y glorioso jardín de Edén donde el los había puesto; y los consigno a un mundo solitario y triste para que obtuvieran experiencia y aprendiera obediencia por las cosas que sufrieran. Y no solo ellos, sino todos los hombres y como ejemplo tenemos al gran pueblo de Israel que fue desterrado y esparcido por sobre toda la tierra de toda las tierras de su herencia hasta que por medio del padecimiento o las cosas que sufrieran, un remanente pudiera volver al Señor su Dios. 
Pero pese a los grandes juicios de nuestro creaodo, en lugar de ablandar sus corazones, muchos lo endurecen; y sufrieron, y aun sufren ya sea en vida o en muerte. Y digo esto porque el Señor, en su infinita misericordia y paciencia me ha visitado con mucha corrección. Y yo como lo fue con los de la antigüedad, se que el Señor no da mandamientos a los hijos de los hombres sin antes prepararles la vía para cumplir lo que les ha mandado. Y escrito esta; y las escrituras lo confirman y no miento porque así dice el profeta:

porque sé que él nunca da mandamientos a los hijos de los hombres sin prepararles la vía para que cumplan lo que les ha mandado.

(Libro de Mormón | 1 Nefi 3:7)

Al principio de la creación de los cielos y de la tierra, cuando los Dioses crearon todas las cosas espiritualmente antes que existiesen temporalmente,  ellos, los Dioses,  vieron  que todas las cosas que habían organizado estaban bien o que cumplían muy bien con la orden decretada en cuanto a la medida de su creación perpetuando las simientes en sus esferas correspondientes. Y nada traspasaba lo señalado. En otras palabras, Dios vio que todas sus creaciones en su composición serian muy obedientes. Y así lo fue hasta el momento que vino Satanás entre nuestros primeros padres así como entre nosotros, tentándonos a codiciar todo género de cosas como el conocimiento o la ciencia, entre muchas otras cosas; o aun codiciar poder llegar as ser como los dioses. Y que desobedeciendo el mandamiento de que Dios les había dado al principio, nuestros primeros padres, habiendo sido engañados por el diablo quien hablaba por medio de la serpiente, participaron del fruto corrupto precipitando así la caída del hombre y de todo su ambiente.  

Y fue entonces cuando algunas de las creaciones que el señor había hecho, dejaron de ser muy obedientes y arrastraron consigo la muerte y la miseria a todas las cosas hasta que todo lo que fue creado en esta tierra se volvió corruptible alcanzando maldición y enfermedad. Y este era el sutil plan del Diablo, destruir la máxima creación de Dios y con ella toda la tierra. Y de allí en adelante fue cuando los seres vivientes llegaron as ser carnales, sensuales y diabólicos.  E aquí los siguientes grandes testimonios que nuestros padres nos dejaron según los anales que tenemos sobre estas inescrutables verdades:

Y vio Dios que todo lo que había hecho, he aquí, era muy bueno, y el atardecer y el amanecer fueron el día Sexto.

(Antiguo Testamento / Génesis 1:31

Y los Dioses dijeron: Haremos todo lo que hemos dicho y los organizaremos; y he aquí, serán muy obedientes. Y sucedió que de la tarde a la mañana llamaron noche; y sucedió que de la mañana a la tarde llamaron día; y contaron la sexta ocasión.

(Perla de Gran Precio | Abraham 4:31)

porque Dios sabe que en el día que comáis de el, entices vuestros ojos serán abiertos  y series como los dioses, conociendo el bien y el mal.

(Antiguo testamento/ Génesis 3:5)

Y el Señor Dios Dijo: he aquí el hombre ha llegado a ser como uno de nosotros, conociendo el bien y el mal

(Antiguo testamento/ Génesis 3:22)

Por motivo de que Adán cayó, nosotros existimos; y por su caída vino la muerte; y somos hechos partícipes de miseria y angustia. He aquí, Satanás viene entre los hijos de los hombres, y los tienta para que lo adoren; y los hombres se han vuelto carnales, sensuales y diabólicos, y se hallan desterrados de la presencia de Dios. Mas Dios ha hecho saber a nuestros padres que es preciso que todos los hombres se arrepientan. Y por su propia voz llamó a nuestro padre Adán, diciendo: Yo soy Dios; yo hice el mundo y a los hombres antes que existiesen en la carne.

Y también le dijo: Si te vuelves a mí y escuchas mi voz, y crees y te arrepientes de todas tus transgresiones, y te bautizas en el agua, en el nombre de mi Hijo Unigénito, lleno de gracia y de verdad, el cual es Jesucristo, el único nombre que se dará debajo del cielo mediante el cual vendrá la salvación a los hijos de los hombres, recibirás el don del Espíritu Santo, pidiendo todas las cosas en su nombre, y te será dado cuanto tú pidieres.

Y nuestro padre Adán habló al Señor, y dijo: ¿Por qué es necesario que los hombres se arrepientan y se bauticen en el agua? Y el Señor le contestó: He aquí, te he perdonado tu transgresión en el Jardín de Edén.

De allí que se extendió entre el pueblo el dicho: Que el Hijo de Dios ha expiado la transgresión original, por lo que los pecados de los padres no pueden recaer sobre la cabeza de los niños, porque éstos son limpios desde la fundación del mundo. Y el Señor habló a Adán, diciendo: Por cuanto se conciben tus hijos en pecado, de igual manera, cuando empiezan a crecer, el pecado nace en sus corazones, y prueban lo amargo para saber apreciar lo bueno. Y les es concedido discernir el bien del mal; de modo que, son sus propios agentes, y otra ley y mandamiento te he dado.

Enséñalo, pues, a tus hijos, que es preciso que todos los hombres, en todas partes, se arrepientan, o de ninguna manera heredarán el reino de Dios, porque ninguna cosa inmunda puede morar allí, ni morar en su presencia; porque en el lenguaje de Adán, su nombre es Hombre de Santidad, y el nombre de su Unigénito es el Hijo del Hombre, sí, Jesucristo, un justo Juez que vendrá en el meridiano de los tiempos.

Por tanto, te doy el mandamiento de enseñar estas cosas sin reserva a tus hijos, diciendo: Que por causa de la trasgresión viene la caída, la cual trae la muerte; y como habéis nacido en el mundo mediante el agua, y la sangre, y el espíritu que yo he hecho, y así del polvo habéis llegado a ser alma viviente, así igualmente tendréis que nacer otra vez en el reino de los cielos, del agua y del Espíritu, y ser purificados por sangre, a saber, la sangre de mi Unigénito, para que seáis santificados de todo pecado y gocéis de las palabras de vida eterna en este mundo, y la vida eterna en el mundo venidero, sí, gloria inmortal; porque por el agua guardáis el mandamiento; por el Espíritu sois justificados; y por la sangre sois santificados; de manera que se da para que permanezca en vosotros; el testimonio del cielo; el Consolador; las cosas pacíficas de la gloria inmortal; la verdad de todas las cosas; lo que vivifica todas las cosas; lo que conoce todas las cosas y tiene todo poder de acuerdo con la sabiduría, la misericordia, verdad, justicia y juicio.

(Perla de Gran Precio | Moisés 6:48 - 61)

Ahora bien mis amados hermanos, porque deberías ser muy amados, como habéis visto con vuestros propios ojos, de acuerdo con mis palabras así como de aquello que esta escrito y que es santo, por causa de la trasgresión de Adán vino la caída; y desde entonces el hombre se encuentra desterrado de la presencia de Dios y lo estará hasta para siempre hasta que deje de persistir en su naturaleza carnal y se someta al influjo del Espíritu Santo.   Y no obstante nuestra desobediencia y continua corrupción según la naturaleza que engendra continuamente la corrupción, el Señor en su infinita ciencia, misericordia, paciencia y gracia nos ha dado el plan de salvación.  Y se nos ha preparado desde el principio o aun antes de la fundación del mundo,  una vía y los medios de rectitud para que escapemos en base la fe, el arrepentimiento, el bautismo y la recepción del don del Espíritu Santo. Y de allí en adelante perseverando en la obediencia a los mandamientos. Y junto con la expiación efectuada por medio de Jesucristo, el hijo unigénito del Padre quien es lleno de gracia y de verdad, Y quien también es el Dios, Padre Eterno, el creador de los cielos y de la tierra y todas las cosas que en ellos hay, todo el géneros humano puede salvarse o ser redimidos de la segunda muerte.

Los mandamientos de Dios no son respetadores de personas o no discriminan a nadie, ya que son para todos aquellos que son capaces de pecar o de quebrantar las leyes de Dios sin distinción de raza, nacionalidad, edad, sexo, y creencia o afiliación entre otros. Y los que no son capaces de pecar o los niños pequeños, por lo general, no son contables ante Dios sino que permanecen en el. Y por lo tanto, aunque nazcan y mueran en su infancia antes de llegar a la edad de responsabilidad, que es de ocho años de edad, ellos, los niños pequeños, son inmediatamente redimidos de la caída por la gran expiación efectuada por el hijo de Dios, a saber Jesucristo. 

Solo de no haber efectuado la redención Jesucristo, de haber nacido en esta tierra, aun ellos también se hubieran perdido para siempre. Pero Gloria y alabanzas, y gracias infinitas sean a Dios que vino a rescatar a todo el género humano de los efectos de la caída que nos infunden las dos grandes barreras que nos impiden vivir con Dios y que son la muerte temporal y el pecado que es la muerte espiritual o eterna.

Ahora todo el género humano es responsable por sus propios pecados y no por la trasgresión de Adán. Porque habiendo el hijo de Dios acabado sus preparativos, se completo la redención del hombre de su muerte temporal y del pecado que es la muerte espiritual o la eterna separación de Dios que es retroactiva, efectiva y eficaz hasta que se acabe su obra en esta tierra. Y esta primera redención es gratuita para todos gracias a la sangre que derramo cristo en la cruz para sujetar a todas las cosas a el y proveernos la resurrección. 

Ahora bien, la redención espiritual o la muerte; o la separación de la presencia de Dios por causa del pecado, o la segunda muerte no es enteramente gratuita. Esta última redención nos es concedida bajo las condiciones de la fe, el arrepentimiento, el bautismo y el don del Espíritu Santo debidamente obtenidos por aquellos a quienes Jesucristo particularmente ha autorizado. Y esta salvación la debemos labrar con temor y temblor todos los días de nuestra vida para que podamos tener derecho a misericordia. Si, esforzándonos y perseverando en obediencia a los mandamientos hasta el fin de nuestra vida. Y es entonces que calificamos o tenemos derecho a reclamar un justo y completo rescate en base a la gracia y misericordia del hijo de Dios. Porque Dios no vino a salvarnos en nuestros pecados sino de nuestros pecados. El hizo su parte y ahora nosotros también tenemos que hacer la nuestra si es que queremos ser salvos. Y en cristo todo es posible.  Porque antes sin cristo, siendo el más débil de los débiles, yo Miguel, no podía cumplir el mas pequeño de sus mandamientos por causa de la continua corrupción de mi carne. Pero ahora en Cristo creo y siento que todo lo puedo.  Y esto lo se porque el evangelios de Jesucristo es poder para salvación.

Y cuando estos, a saber los niños pequeños mueren, son arrebatados de vuelta a la presencia de aquel Dios que les dio la vida para resucitar con las primicias de su hijo y vivir eterna y felizmente en su presencia para no salir más. Estos son los únicos que no necesitan arrepentirse porque nunca pecaron y tampoco necesitan las ordenanzas del evangelio porque seria una gran injusticia negarles las bendiciones de la gloriosa eternidad en la presencia de Dios. ¿Porque cuantos no son los niños que han perecido sin estas ordenanzas? No seria justo sino parcial justicia que unos niños se salven y otros perezcan porque unos fueron bautizados y otros no.

Y hay, hay, hay de quien crea que los niño pequeños o cualquiera que este deshabilitado para poder discernir entre el bien y el necesitan el bautismo para salvarse están en la hiel de la amargura. Y esto porque niegan el poder de Dios y hacen burla del divino plan de salvación. Y si los que piensan y predican y hacen que los niños pequeños se bauticen aunque su bautismo sea inválido, porque aunque lo asuman, no tienen ninguna autoridad legítima de Dios para hacer estas cosas. Si, y si estos usurpadores de autoridad, o los falsos maestros, los falsos pastores y los fingidos sacerdotes, pese a sus buenas intenciones, y el conocimiento que tienen de la Biblia, mueren con estos toscos y empedernidos e inútiles pensamientos, tendrán que  descender al infierno cuando salgan de este mundo o también pueden ser echados vivos, por pervertir las rectas vías del Señor y hacer burla y blasfemia de su divinidad y salvación. Y esto lo hablo con valentía moral y no me disculpo porque se que hablo con la autoridad de Dios porqué he aquí el así nos lo ha hablado diciendo:

Escucha las palabras de Cristo, tu Redentor, tu Señor y tu Dios: He aquí, vine al mundo no para llamar a los justos al arrepentimiento, sino a los pecadores; los sanos no necesitan de médico sino los que están enfermos; por tanto, los niños pequeños son sanos, porque son incapaces de cometer pecado; por tanto, la maldición de Adán les es quitada en mí, de modo que no tiene poder sobre ellos; y la ley de la circuncisión se ha abrogado en mí.

Y de esta manera me manifestó el Espíritu Santo la palabra de Dios; por tanto, amado hijo mío, sé que es una solemne burla ante Dios que bauticéis a los niños pequeños. He aquí, te digo que esto enseñarás: El arrepentimiento y el bautismo a los que son responsables y capaces de cometer pecado; sí, enseña a los padres que deben arrepentirse y ser bautizados, y humillarse como sus niños pequeños, y se salvarán todos ellos con sus pequeñitos.

Y sus niños pequeños no necesitan el arrepentimiento, ni tampoco el bautismo. He aquí, el bautismo es para arrepentimiento a fin de cumplir los mandamientos para la remisión de pecados. Mas los niños pequeños viven en Cristo, aun desde la fundación del mundo; de no ser así, Dios es un Dios parcial, y también un Dios variable que hace acepción de personas; porque ¡cuántos son los pequeñitos que han muerto sin el bautismo! De modo que si los niños pequeños no pudieran salvarse sin ser bautizados, éstos habrían ido a un infierno sin fin.

He aquí, te digo que el que supone que los niños pequeños tienen necesidad del bautismo se halla en la hiel de la amargura y en las cadenas de la iniquidad, porque no tiene fe, ni esperanza, ni caridad; por tanto, si fuere talado mientras tenga tal pensamiento, tendrá que bajar al infierno. Porque terrible es la iniquidad de suponer que Dios salva a un niño a causa del bautismo, mientras que otro debe perecer porque no tuvo bautismo.

¡Ay de aquellos que perviertan de esta manera las vías del Señor!, porque perecerán, salvo que se arrepientan. He aquí, hablo con valentía, porque tengo autoridad de Dios; y no temo lo que el hombre haga, porque el amor perfecto desecha todo temor. Y me siento lleno de caridad, que es amor eterno; por tanto, todos los niños son iguales ante mí; por tanto, amo a los niños pequeñitos con un amor perfecto; y son todos iguales y participan de la salvación.

Porque yo sé que Dios no es un Dios parcial, ni un ser variable; sino que es inmutable de eternidad en eternidad. Los niños pequeños no pueden arrepentirse; por consiguiente, es una terrible iniquidad negarles las misericordias puras de Dios, porque todos viven en él por motivo de su misericordia. Y el que diga que los niños pequeños necesitan el bautismo niega las misericordias de Cristo y desprecia su expiación y el poder de su redención. ¡Ay de éstos, porque están en peligro de muerte, infierno y un tormento sin fin! Lo digo osadamente; Dios me lo ha mandado. Escuchad estas palabras y obedecedlas, o testificarán contra vosotros ante el tribunal de Cristo.

Porque he aquí, todos los niños pequeñitos viven en Cristo, y también todos aquellos que están sin ley. Porque el poder de la redención surte efecto en todos aquellos que no tienen ley; por tanto, el que no ha sido condenado, o sea, el que no está bajo condenación alguna, no puede arrepentirse; y para tal el bautismo de nada sirve; antes bien, es una burla ante Dios, el negar las misericordias de Cristo y el poder de su Santo Espíritu, y el poner la confianza en obras muertas. He aquí, hijo mío, esto no debe ser así; porque el arrepentimiento es para aquellos que están bajo condenación y bajo la maldición de una ley violada. Y las primicias del arrepentimiento es el bautismo; y el bautismo viene por la fe para cumplir los mandamientos; y el cumplimiento de los mandamientos trae la remisión de los pecados; y la remisión de los pecados trae la mansedumbre y la humildad de corazón; y por motivo de la mansedumbre y la humildad de corazón viene la visitación del Espíritu Santo, el cual Consolador llena de esperanza y de amor perfecto, amor que perdura por la diligencia en la oración, hasta que venga el fin, cuando todos los santos morarán con Dios.

(Libro de Mormón | Moroni 8:8 - 26)

Para este fin y para mantenernos en su palabra, Dios ha enviado a profetas y hombres santos a predicar el santo evangelio a los que somos responsables y capaces de pecar para que en base al arrepentimiento todos los que quieran puedan como los niños pequeños volver de regreso a ese Dios que nos dio la vida y disfrutar de vida eterna. Y ahora sigo escribiendo lo que Dios me ha mandado. Porque esto y así dice el Señor:

Debéis arrepentiros y bautizaros en el nombre de Jesucristo; porque todos los hombres deben arrepentirse y bautizarse, y no únicamente los hombres, sino las mujeres y los niños que hayan llegado a la edad de responsabilidad. Y ahora, después de haber recibido vosotros esto, debéis guardar mis mandamientos en todas las cosas; y por conducto de vuestras manos haré una obra maravillosa entre los hijos de los hombres, para convencer a muchos de ellos de sus pecados, para que se arrepientan y lleguen al reino de mi Padre.

(Doctrina y Convenios | Sección 18:41 - 44)

Y el Señor Dios ha enviado a sus santos profetas entre todos los hijos de los hombres, para declarar estas cosas a toda familia, nación y lengua, para que así, quienes creyesen que Cristo habría de venir, esos mismos recibiesen la remisión de sus pecados y se regocijasen con un gozo sumamente grande, aun como si él ya hubiese venido entre ellos.

Con todo, el Señor Dios vio que su pueblo era gente de dura cerviz, y les designó una ley, sí, la ley de Moisés. Y les mostró muchas señales, y maravillas, y símbolos, y figuras, concernientes a su venida; y también les hablaron santos profetas, referente a su venida; y sin embargo, endurecieron sus corazones, y no comprendieron que la ley de Moisés nada logra salvo que sea por la expiación de su sangre.

Y aun si fuese posible que los niños pequeños pecasen, no podrían salvarse; mas te digo que son benditos; pues he aquí, así como en Adán, o por naturaleza, ellos caen, así también la sangre de Cristo expía sus pecados.

Y además, te digo que no se dará otro nombre, ni otra senda ni medio, por el cual la salvación llegue a los hijos de los hombres, sino en el nombre de Cristo, el Señor Omnipotente, y por medio de ese nombre. Pues he aquí, él juzga, y su juicio es justo; y el niño que muere en su infancia no perece; mas los hombres beben condenación para sus propias almas, a menos que se humillen y se vuelvan como niños pequeños, y crean que la salvación fue, y es, y ha de venir en la sangre expiatoria de Cristo, el Señor Omnipotente, y por medio de ella.

Porque el hombre natural es enemigo de Dios, y lo ha sido desde la caída de Adán, y lo será para siempre jamás, a menos que se someta al influjo del Santo Espíritu, y se despoje del hombre natural, y se haga santo por la expiación de Cristo el Señor, y se vuelva como un niño: sumiso, manso, humilde, paciente, lleno de amor y dispuesto a someterse a cuanto el Señor juzgue conveniente imponer sobre él, tal como un niño se somete a su padre.

Y además, te digo que vendrá el día en que el conocimiento de un Salvador se esparcirá por toda nación, tribu, lengua y pueblo. Y he aquí, cuando llegue ese día, nadie, salvo los niños pequeños, será hallado sin culpa ante Dios, sino por el arrepentimiento y la fe en el nombre del Señor Dios Omnipotente.

Y aun ahora, cuando hayas enseñado a los de tu pueblo las cosas que el Señor tu Dios te ha mandado, ya no son hallados entonces sin culpa a la vista de Dios, sino de acuerdo con las palabras que te he hablado. Y ahora he declarado las palabras que el Señor Dios me ha mandado.

Y así dice el Señor: Estarán como reluciente testimonio contra los de este pueblo en el día del juicio, y por ellas serán juzgados, todo hombre según sus obras, ya sea que fueren buenas o que fueren malas. Y si fueren malas, serán consignados al horrendo espectáculo de su propia culpa y abominaciones, que los hará retroceder de la presencia del Señor a un estado de miseria y tormento sin fin, de donde no podrán ya volver; por tanto, han bebido condenación para sus propias almas. Por consiguiente, han bebido de la copa de la ira de Dios, la cual tan imposible le sería a la justicia negársela, como haberle negado a Adán que cayera por participar del fruto prohibido; por tanto, la misericordia ya no podría reclamarlos para siempre jamás. Y su tormento es como un lago de fuego y azufre, cuyas llamas son inextinguibles, y cuyo humo asciende para siempre jamás. Así me ha mandado el Señor. Amén.

(Libro de Mormón | Mosíah 3:13 - 27)

Ahora bien, hermanos míos, muchos a veces nos quejamos o nos hemos quejado de que cumplir los mandamientos es cosa difícil, lo cual es un tosco error. Lo que no sabemos es que los mandamientos de Dios están muy cerca de nuestros corazones y siempre lo han estado. Solo que hemos dejado de sentir y hemos endurecido nuestro corazón a tal grado que hemos dejado de sentir la voz tierna y apacible del espíritu que nos susurra a evitar el pecado y el error cada vez que somos tentados o expuestos a pecar. Y también estamos tan en fraguados en los afanes de este mundo que no podemos detenernos sino hasta que caemos y sufrimos porque no ponemos atención a lo que hacemos o porque lo hacemos. Y por lo cual no hemos percibido la luz de Cristo con la cual todos nacemos; o no hacemos caso de escuchar la voz de nuestra conciencia que nos advierte de no pecar cada vez que somos tentados ha hacer una cosa que podría ser impropia ante nuestro prójimo y abominable ante los ojos de Dios. 

Aun, los niños pequeños que  poco saben de la perversidad y corrupción de este mundo perverso y de esta generación porfiada; si, ellos, los pequeñitos, sin pensarlo y sin afanarse cumplen sin dificultad alguna todos y cada uno de los mandamientos de Dios. Esto salvo que alguien los corrompa a muy temprana edad y se tornen corruptibles antes de que lleguen a esa edad de responsabilidad. Mas aun cuando así fuere, ellos no son responsables y sus maldades recaerán sobre la cabeza de sus padres o aquellos que los hayan corrompido. Y esto lo dijo Dios al mundo por medio del profeta  Enoc desde el principio; y no solo a Enoc sino que también a nosotros, y a mi particularmente, por medio del profeta José Smith y un patriarca en estos últimos días diciendo:

He aquí, yo soy Dios; Hombre de Santidad es mi nombre; Varón de Consejo me llamo; y Sin Fin y Eterno es también mi nombre. Por consiguiente, puedo extender mis manos y abarcar todas las creaciones que he hecho; y mi ojo las puede traspasar también, y de entre toda la obra de mis manos jamás ha habido tan grande iniquidad como entre tus hermanos.
Mas he aquí, sus pecados caerán sobre la cabeza de sus padres. Satanás será su padre, y miseria su destino; y todos los cielos llorarán sobre ellos, sí, toda la obra de mis manos; por tanto, ¿no han de llorar los cielos, viendo que éstos han de sufrir? Mas he aquí, éstos que tus ojos ven morirán en los diluvios; y he aquí, los encerraré; he preparado una prisión para ellos.

Y Aquel a quien he escogido ha abogado ante mi faz. Por consiguiente, él padece por los pecados de ellos, si es que se arrepienten el día en que mi Elegido vuelva a mí, y hasta ese día se verán atormentados. Por esto, pues, llorarán los cielos, sí, y toda la obra de mis manos.

(Perla de Gran Precio | Moisés 7:35 - 40)

Y además, si hay padres que tengan hijos en Sión o en cualquiera de sus estacas organizadas, y no les enseñen a comprender la doctrina del arrepentimiento, de la fe en Cristo, el Hijo del Dios viviente, del bautismo y del don del Espíritu Santo por la imposición de manos, al llegar a la edad de ocho años, el pecado será sobre la cabeza de los padres. Porque ésta será una ley para los habitantes de Sión, o en cualquiera de sus estacas que se hayan organizado. Y sus hijos serán bautizados para la remisión de sus pecados cuando tengan ocho años de edad, y recibirán la imposición de manos. Y también enseñarán a sus hijos a orar y a andar rectamente delante del Señor.

(Doctrina y Convenios | Sección 68:25 - 28)


Tu tienes otra misión, y es en tus estudios mientras comienzas  a tener hijos, que tu les enseñaras todo el evangelio que tu puedas, de lo contrario el pecado recaerá sobre tu cabeza, porque tu eres amonestado enseñar a tus hijos, en lo mejor de tu habilidad, el evangelio del Señor Jesucristo.”

Y si ese es el cazo, de que alguien ofenda a uno de los pequeñitos del Señor, hay del que tal haga tal cosa, porque le hubiera sido mejor no haber nacido o que se amarrara una  piedra de molino al cuello y se tirara a un rió porque su estado es terrible y su condenación inextinguible.  Porque así como un niño pequeño es humilde, obediente y sumiso, honrando hacia sus padres terrenales, así mismo lo deberíamos ser nosotros con nuestro Padre Eterno que esta en los cielos y venir a el para ser salvos con nuestros pequeñitos.  ¿Y no es esto mismo lo que nos dicen las escrituras anteriores y también las posteriores? Porque así dijo Jesús el Cristo:

De cierto de cierto os digo, que al menos que seáis convertidos y lleguéis a ser como niños pequeños no heredareis el reino de los cielos. Y quienquiera que se humille como un niño pequeño, el mismo es mas grande en el reino del los cielos. Y quien recibe a uno de estos pequeñitos en mi nombre, a mi me recibe. Pero quien ofenda a uno de esto pequeñitos que cree en mi, hubiera sido mejor para esa persona que se atara una piedra de molino en el cuello y que se ahogara en las profundidades del mar.  

(Nuevo testamento / Mateo 18:3-6

Porque en verdad las ofensas tienen que venir, pero hay de aquel por quien vengan. Por lo tanto, antes de que el mundo tuviera los diez o trece grandes mandamientos o mas que todos o muchos de nosotros ya conocemos y que ahora tenemos, solo habían como unos dos, los cuales encerraban toda la ley y los profetas. Y por si no lo sabíamos estos mandamientos todavía están vigentes y son los que nos dicen: Amaras al Señor tu Dios con toda tu alma, con toda tu mente y con toda tu fuerza y a tu prójimo como a ti mismo.

Y aun cuando todavía algunos o muchos de nosotros no habíamos nacido, se nos mando a nosotros los hijos de Israel, a instruir diligentemente a nuestros hijos a guardar y a recordar los mandamientos y decirles que siempre los tuvieran presentes o delante de ellos de día y de noche y que jamás los olvidaran no importa donde estuviesen o donde fueran conducidos o llevados. También se nos mando hacer esto para mantenernos calientes en nuestro deber para con Dios y los hombres.

Y también se nos mando no olvidar la cautividad o la caída de nuestros padres quienes desde el principio o desde que fueron liberados de su cautividad por la mano de Moisés, se rebelaron contra Dios cuando el gran legislador obtenía escrito por el dedo de Dios, los santos mandamientos y la ley del evangelio que posteriormente les fue retenida. Y que a cambio de ella se les dio la ley de sacrificio, de ritos y estatutos carnales para prepáralos para lo que habría ad venir, a saber la redención de Cristo Jesús. Esto lo podemos ver en el libro de Deuteronomio que nos dice a aquellos que somos de la simiente de Abraham, Isaac y Jacob:

Escucha, O Israel, El Señor nuestro Dios es un Señor.  Y tu amaras al Señor tu Dios, con todo tu corazón, y con toda tu alma y con toda tu fuerza.

(Antiguo Testamento/ Deuteronomio 6:4-5)

Y el segundo gran mandamiento es semejante al primero, el cual es amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Porque sobre estos dos cuelgan toda la ley y los profetas. Esto lo dijo nuestro Señor Jesucristo, el Dios de Israel,  cuando sus conciudadanos le preguntaron cuales eran los más grandes mandamientos de la ley el les contesto diciendo:

Amaras al Señor tu Dios, con todo tu corazón,  con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el primer y gran  mandamiento; el segundo es semejante a este, amaras a tu prójimo cono a ti mismo. Sobre estos dos mandamientos, descansan toda la ley y los profetas.

(Nuevo testamento Mateo 22-37-40)

Ahora bien, mis amados hermanos, El Señor manifestó y aun manifiesta que su pueblo solo cae por causa de la desobediencia y las falsas tradiciones de sus padres que nos son correctas. Lo cual explicare de acuerdo con mi debilidad con más detalle un poco mas adelante para el entendimiento de los que quieran oír ya que a menudo muchos nos acordamos de los mandamientos; pero sin pensarlo, somos robados de la luz y la verdad. Porque aun cuando no lo pensamos quebrantamos las leyes de Dios por causa de las tradiciones de este mundo desobedeciendo así el mandamiento de Dios que nos manda a criar a nuestros hijo en la luz de la verdad.

Ahora bien, fue por causa de la incredulidad, y la dureza de corazón y la ceguedad de sus mentes que al Señor tuvo que desgajar en diez sus dos grandes mandamientos; y establecer de esa forma estos otros mandamientos o los diez mandamientos que ya conocemos para el entendimiento y comprensión de la gente.  Y aun así a quienes les fueron dados, no los entendieron, por lo cual el Señor les administro una ley muy estricta de leyes, estatutos, ritos y ordenanzas como tipo y sombras de cosas venideras para mantenerlos constantes y estrictamente en el recuerdo de Dios y su deber  para con el y nuestro prójimo. Y aun así, para el tiempo que vino el Salvador del mundo, los hijos de Israel, ya habían entrado en oscurantismo o apostasía invalidado quebrantado la ley y los mandamientos con ritos extravagantes y la parafernalia o filacteria de supercherías sacerdotales con fines de lucro, poder o la gloria del mundo.

A tal grado fue la prevaricación del pos regidores, sacerdotes y príncipes del pueblo que los simples mandamientos por lo abstracto de su razonamiento para mantener a la gente en ignorancia ya estaban desgajados como en hasta 120 invalidando así la palabra de Dios y quebrantando el mandamiento, la ley y el convenio sempiterno. Y así, por casa de la prevaricación hicieron mucha gente pecar y a muchos pequeñitos, tropezar, caer o ser ofendidos. Fue entonces cuando Jesucristo, en el celo de la casa del Padre, volcó las mesas de los cambistas y los zarandeó con la fidelidad del cinto de sus lomos citándoles lo que estaba escrito. Porque los escribas y los fariseos y los sacerdotes, habían hecho de la casa de Dios una cueva de ladrones. Y como fue entonces así lo es ahora. ¿Porque cuantos no son los maestros y eruditos que se ven en la televisión y que venden a su Señor y las enseñanzas de sus profetas  por oro y por plata.  Pero como dice Dios y sus profetas, gozaran de sus obras inicuas por una corta temporada; y luego recibirán su merecida recompensa. De esto escrito esta:

Y el les enseño diciéndoles, Acaso no esta escrito, mi casa será llamada de todas las naciones una casa de oración? mas vosotros la bebéis convertido en una cueva de ladrones.

(Nuevo Testamento / Marcos 11:17)

Porque así vosotros invalidaste el mandamiento de Dios al grado de no tener efecto por causa de vuestra tradición.

(Nuevo Testamento / Mateo 15:6)

porque pronto llegará el tiempo en que todas las iglesias que se hayan establecido para obtener ganancia, y todas las que hayan sido edificadas para lograr poder sobre la carne, y las que se hayan fundado para hacerse populares ante los ojos del mundo, y aquellas que busquen las concupiscencias de la carne, y las cosas del mundo, y cometan toda clase de iniquidades, en fin, todos los que pertenezcan al reino del diablo son los que deberán temer, temblar y estremecerse; ellos son los que deben ser humillados hasta el polvo; ellos son los que deben ser consumidos como el rastrojo; y esto según las palabras del profeta.

Y rápidamente se acerca el tiempo en que los justos han de ser conducidos como becerros de la manada, y el Santo de Israel ha de reinar con dominio, y fuerza, y potestad, y gran gloria. Y recoge a sus hijos de las cuatro partes de la tierra; y cuenta a sus ovejas, y ellas lo conocen; y habrá un redil y un pastor; y él apacentará a sus ovejas, y en él hallarán pasto. Y a causa de la rectitud del pueblo del Señor, Satanás no tiene poder; por consiguiente, no se le puede desatar por el espacio de muchos años; pues no tiene poder sobre el corazón del pueblo, porque el pueblo mora en rectitud, y el Santo de Israel reina. Y ahora bien, he aquí, yo, Nefi, os declaro que todas estas cosas deben acontecer según la carne.

(Libro de Mormón | 1 Nefi 22:23 - 27)

porque me venderán por plata y por oro, y por aquello que la polilla corrompe, y que los ladrones minan y hurtan. Y en aquel día los visitaré, sí, haciendo volver sus obras sobre sus propias cabezas. Y aconteció que cuando Jesús hubo concluido estas palabras, dijo a sus discípulos: Entrad por la puerta estrecha, porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que conduce a la vida, y pocos son los que lo hallan; pero ancha es la puerta, y espacioso el camino que conduce a la muerte, y muchos son los que lo transitan, hasta que llega la noche, en la que nadie puede trabajar.

(Libro de Mormón | 3 Nefi 27:32 - 33)

Ahora bien, hermanos miso, los grandes mandamientos del Señor siguen siendo como diez o trece, incluyendo uno más que graciosamente nos agrego nuestro Señor y Salvador cuando dijo, un nuevo mandamiento os dos: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. Y esto esta descrito en  el testimonio de Juan que nos dice:

Un nuevo mandamiento os do, que os améis los unos a los otros, que como os he amado vosotros también os améis, los unos a otros

(Nuevo testamento / Juan 13:34)

Y si queréis saber como conduciros delante de Dios que todo lo ve, como la escritura que dice yo también os lo digo a vosotros también. Venid a comprad leche y miel sin dinero y sin precio. Venid a beber gratuitamente de las aguas de vida y no gastéis vuestro dinero y vuestro tiempo y vuestro esfuerzo en lo que no satisface las necesidades del alma eterna. Aunque soy un sacerdote debidamente ordenado y llamado según el santo orden de Dios, y he sido visitado por Ángeles, no soy ni me siento mas que ninguna otra carne pese al conocimiento que Dios me ha dado, porque yo  también estoy lleno de infames y de infirmes dolencias; y de debilidades tanto físicas como mentales. Y aunque trabajo arduamente no cobro por lo que hago porque no trabajo por dinero sino para el beneficio de Sion porque así Dios lo ha mandado diciendo:

Él manda que no haya supercherías; porque he aquí, son supercherías sacerdotales el que los hombres prediquen y se constituyan a sí mismos como una luz al mundo, con el fin de obtener lucro y alabanza del mundo; pero no buscan el bien de Sión. He aquí, el Señor ha vedado esto; por tanto, el Señor Dios ha dado el mandamiento de que todos los hombres tengan caridad, y esta caridad es amor. Y a menos que tengan caridad, no son nada.

Por tanto, si tuviesen caridad, no permitirían que pereciera el obrero en Sión. Mas el obrero en Sión trabajará para Sión; porque si trabaja por dinero, perecerá.

Y además, el Señor Dios ha mandado a los hombres no cometer homicidio; no mentir; no robar; no tomar el nombre del Señor su Dios en vano; no envidiar; no tener malicia; no contender unos con otros; no cometer fornicaciones; y no hacer ninguna de estas cosas; porque los que tal hagan, perecerán. Porque ninguna de estas iniquidades viene del Señor, porque él hace lo que es bueno entre los hijos de los hombres; y nada hace que no sea claro para los hijos de los hombres; y él invita a todos ellos a que vengan a él y participen de su bondad; y a nadie de los que a él vienen desecha, sean negros o blancos, esclavos o libres, varones o mujeres; y se acuerda de los paganos; y todos son iguales ante Dios, tanto los judíos como los gentiles.

(Libro de Mormón | 2 Nefi 26:29 - 33)

Por lo tanto, lo que de aquí en adelante os manifieste, no lo hago con autoridad moral, porque no la tengo, ya que reconozco que todos los mortales nos hemos quedado cortos de la gloria de Dios y somos mendigos. Porque solo el Señor será exaltado en aquel día, porque ninguna carne se gloriara antes que el. Sino que predico estas cosas con valentía e intelecto moral por causa del arrepentimiento y el perdón de Dios que nos es menester procurar hasta el día perfecto. Y si se esto no es de mi mismo sino que Dios me ha visitado y lo amo mucho porque mucho el me ha perdonado habiendo sido un hombre inicuo y perverso casi toda mi vida y creo que aun los soy porque no puedo dar testimonio de mi mismo.

Y así como el Señor, me ha perdonado deseo que todos vengan a el para ser limpiados y sanados. Y como veras mi afán es mucho y mi ansiedad por el eterno bienestar de vuestras almas es muy grande.  Y auque me agobia, no me imputaría perder este árbol en el intento de traerle aunque fuera una sola alma a mi Dios porque se que EL Señor es poderoso para salvar y tiene poder de rescatar de cualquier profundidad. Y confió eternamente en mi salvador, y se que aunque el Señor me talare, en mi carne volveré a ver a Dios.  Y me aflige sobremanera que haya muy pocos obreros hábiles en la viña de mi Señor.

Señor, mi Dios, en el nombre de tu hijo, Jesucristo, te suplico hoy según el gemido de mi espíritu, que nos mándanos más obreros, porque como tú ya vez, el verano ha terminado; la cosecha esta lista y el campo esta ya blanco par la siega, y pronto viene la gran quema o la consumación decretada.


Por lo tanto, si fuerais santos os hablaría de cosas santas, mas como no lo sois, me es preciso hablaros de las consecuencias del pecado. He aquí mi alma aborrece el pecado y en la obediencia alabare al Señor mi Dios porque me deleito en la rectitud; hasta el día que he de quedar libre de las ligaduras de la muerte, del pecado y de la corrupción de este tabernáculo que tan fácilmente me acedía. Y que por causa de su gracia y de su misericordia porque para este fin fue enviado mi redentor por el Padre, y por esto me instruye Dios a mi día tras día un desde mi infancia o mi juventud, para que vuelva a vivir con el.

Y yo a su vez los instruyo por llamamiento y vocación a ustedes y no solo por el gran beneficio de saber como oidores de la palabra, sino como hacedores de la misma. Para que sepan todos los que quieran escuchar que el evangelio eterno es poder de salvación para los que actúan en base a la palabra por medio de la fe en el Señor Jesucristo, el Dios omnipotente de las huestes de Israel.  Por lo tanto, preparad vuestros corazones, agudizad vuestras mentes y ejercitad vuestros sentidos para entender la instrucción del Dios todopoderoso. Porque escrito esta:

Preparad vuestras almas para ese día glorioso en que se administrará  justicia al justo; sí, el día del juicio, a fin de que no os encojáis de miedo espantoso; para que no recordéis vuestra horrorosa culpa con claridad, y os sintáis constreñidos a exclamar: ¡Santos, santos son tus juicios, oh Señor Dios Todopoderoso; mas reconozco mi culpa; violé tu ley, y mías son mis transgresiones; y el diablo me ha atrapado, por lo que soy presa de su terrible miseria!

Mas he aquí, mis hermanos, ¿conviene que yo os despierte a la terrible realidad de estas cosas? ¿Atormentaría yo vuestras almas si vuestras mentes fueran puras? ¿Sería yo franco con vosotros, según la claridad de la verdad, si os hallaseis libres del pecado?

He aquí, si fueseis santos, os hablaría de cosas santas; pero como no sois santos, y me consideráis como maestro, es menester que os enseñe las consecuencias del pecado. He aquí, mi alma aborrece el pecado, y mi corazón se deleita en la rectitud; y alabaré el santo nombre de mi Dios.

Venid, hermanos míos, todos los que tengáis sed, venid a las aguas; y venga aquel que no tiene dinero, y compre y coma; sí, venid y comprad vino y leche, sin dinero y sin precio. Por lo tanto, no gastéis dinero en lo que no tiene valor, ni vuestro trabajo en lo que no puede satisfacer. Escuchadme diligentemente, y recordad las palabras que he hablado; y venid al Santo de Israel y saciaos de lo que no perece ni se puede corromper, y deléitese vuestra alma en la plenitud.

He aquí, amados hermanos míos, recordad las palabras de vuestro Dios; orad a él continuamente durante el día, y dad gracias a su santo nombre en la noche. Alégrese vuestro corazón. Y considerad cuán grandes son los convenios del Señor, y cuán grandes sus condescendencias para con los hijos de los hombres; y a causa de su grandeza, y su gracia y misericordia, nos ha prometido que los de nuestra posteridad no serán completamente destruidos, según la carne, sino que los preservará; y en generaciones futuras llegarán a ser una rama justa de la casa de Israel.

(Libro de Mormón | 2 Nefi 9:46 - 53)

El propósito de este trabajo según el espíritu que esta en mi, es exhortar a todos al arrepentimiento e invitar a todos a venir a cristo. Y ayudarles cuantos me quieran escuchar, como enmendar sus caminos torcidos por medio del sacrificio aceptable; y a enseñarles como guardar los mandamientos. Y es también mi propósito manifestarles con la exposición de las santas escrituras, a los hijos de Dios y a todos los hombres hasta los extremos de la tierra, algo concerniente a las consecuencias del pecado y como nos hace caer el Diablo en nuestros días.

Y no solo me dirijo a los hombres sino también a las mujeres y principalmente a los jóvenes de la generación creciente para que nuestro adversario común ya no tenga poder en le corazón de los hijos de los hombres y el adversario de toda rectitud sea así atado por una larga temporada. Para que todos los que queden para recibir al Senor, puedan gozar de las bendiciones prometidas cuando el hijo de Dios, su Jesucristo reinara sobre su pueblo y sobre toda la tierra.

El Señor manifestó en estos últimos días por medio de profetas antiguos así como contemporáneos con escrituras antiguas y modernas, que aunque los mandamientos de Dios son para regir toda carne,  nosotros los que nos hemos encaminado en el sendero estrecho y angosto, solo podemos caer por la desobediencia y por causa de las tradiciones de nuestros padres que nos son correctas.  Porque la Gloria de Dios es la inteligencia, o en otras palabras luz y verdad. Si, e aquí, esta es una luz que brilla en las tinieblas y las tinieblas no la comprenden. No obstante es una luz que nunca se puede apagar. Y e aquí la escritura de la que hablo que refuerza las que ya he mencionado con anticipación.

La gloria de Dios es la inteligencia, o en otras palabras, luz y verdad. La luz y la verdad desechan a aquel inicuo. Todos los espíritus de los hombres fueron inocentes en el principio; y habiéndolo redimido Dios de la caída, el hombre llegó a quedar de nuevo en su estado de infancia, inocente delante de Dios.  Y aquel inicuo viene y despoja a los hijos de los hombres de la luz y la verdad, por medio de la desobediencia, y a causa de las tradiciones de sus padres. Pero yo os he mandado criar a vuestros hijos en la luz y la verdad.

(Doctrina y Convenios | Sección 93:36 - 40)

Porque hoy así como en la antigüedad, nuestros primeros padres fueron mandados por la voz de Dios, por el espíritu santo, por Anglés, por profeta su hombres santos a enseñar la verdad del evangelio eterno a los hombres hasta lo postrero de la tierra y como hacer para conocerle y volver a su Dios.  Porque es mejor conocer a Dios que simplemente saber acerca de el. Mas los hijos de los hombres por causa de su rebeldía y su naturaleza corrupta que es carnal, sensual y diabólica, desecharon el consejo de Dios y amaron mas a Satanás. Por lo cual, en aquellos días, cuando llegaron a la madures de su iniquidad, en los días de Noe, El Señor en su justicia que no puede negar, mando a su ángel para barrer a casi toda la humanidad y sus todas obras de iniquidad por medio de los diluvios escondiendo todas sus abominaciones y la sangre de los santos de ante su faz, en los cuales solamente ocho almas se salvaron. Y esto lo hizo Dios por medio de Noe ya que como en la antigüedad, los hijos de los hombres rehusaron arrepentirse o escuchar su voz la cual Dios le mando a Noe predicar, así es hoy también. Y De esto escrito esta:

Y el Señor ordenó a Noé según su propio orden, y le mandó que saliese a declarar su evangelio a los hijos de los hombres, tal como fue dado a Enoc. Y aconteció que Noé exhortó a los hijos de los hombres a que se arrepintieran; pero no hicieron caso de sus palabras; y también, después de haberlo escuchado, vinieron ante él, diciendo:

He aquí, nosotros somos los hijos de Dios; ¿no hemos tomado para nosotros a las hijas de los hombres? ¿No estamos comiendo, bebiendo, y casándonos y dando en casamiento? Nuestras esposas nos dan hijos y éstos son hombres poderosos, semejantes a los hombres de la antigüedad, varones de gran renombre. Y no hicieron caso de las palabras de Noé.

Y Dios vio que la iniquidad de los hombres se había hecho grande en la tierra; y que todo hombre se ensoberbecía con el designio de los pensamientos de su corazón, siendo continuamente perversos. Y sucedió que Noé continuó su predicación al pueblo, diciendo: Escuchad y dad oído a mis palabras; creed y arrepentíos de vuestros pecados y bautizaos en el nombre de Jesucristo, el Hijo de Dios, tal como nuestros padres, y recibiréis el Espíritu Santo, a fin de que se os manifiesten todas las cosas; y si no hacéis esto, las aguas vendrán sobre vosotros. Sin embargo, no escucharon.

Y le pesó a Noé, y se afligió su corazón de que el Señor hubiese formado al hombre sobre la tierra, y se apesadumbró su corazón. Y el Señor dijo: Raeré al hombre que he creado de sobre la faz de la tierra, tanto hombre como bestia, y lo que se arrastra, y las aves del cielo, pues le pesa a Noé que yo los haya creado y hecho; y me ha invocado, porque han intentado quitarle la vida.

Y así Noé halló gracia ante los ojos del Señor; porque Noé fue un hombre justo y perfecto en su generación; y anduvo con Dios, así como sus tres hijos, Sem, Cam y Jafet.

La tierra se corrompió delante de Dios, y se llenó de violencia. Y miró Dios la tierra; y he aquí, estaba corrompida, porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra. Y dijo Dios a Noé: Ha llegado para mí el fin de toda carne, porque la tierra está llena de violencia; y he aquí, destruiré a toda carne de sobre la tierra.

(Perla de Gran Precio | Moisés 8:19 - 30)

Ahora bien, mis amados hermanos, pro quienes laboro como jornalero, día tras día, y aun en la noche, en el servicio de mi Dios, el resto de la historia ya lo conocemos y esta documentada en las Santas Escrituras que el mundo tiene y que nosotros también tenemos. Están en frente de vosotros, desempolvadlas y escudriñadlas para que vosotros sepáis la verdad por vosotros mismos y haciendo lo que Dios manda pondrás vosotros también conocer a Dios y hablar en el nombre del Señor; y no tengáis necesidad de que nadie sino Dios os aconseje o os enseñe como El lo hace conmigo. Mas no intentéis predicar sin antes haber obtenido la palabra del Señor. Esto para que se cumplan en vosotros como en mí las escrituras que dicen:

Y no enseñará más ninguno á su prójimo, ni ninguno á su hermano, diciendo: Conoce al Señor: porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová: porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.

(Antiguo Testamento / Jeremías 31:34)

Por tanto, yo, el Señor, sabiendo las calamidades que sobrevendrían a los habitantes de la tierra, llamé a mi siervo José Smith, hijo, y le hablé desde los cielos y le di mandamientos; y también a otros di mandamientos de proclamar estas cosas al mundo; y todo esto para que se cumpliese lo que escribieron los profetas: Lo débil del mundo vendrá y abatirá lo fuerte y poderoso, para que el hombre no aconseje a su prójimo, ni ponga su confianza en el brazo de la carne; sino que todo hombre hable en el nombre de Dios el Señor, el Salvador del mundo; para que también la fe aumente en la tierra; para que se establezca mi convenio sempiterno; para que la plenitud de mi evangelio sea proclamada por los débiles y sencillos hasta los cabos de la tierra, y ante reyes y gobernantes.

(Doctrina y Convenios | Sección 1:17 - 23)

He aquí, ésta es tu obra: Guardar mis mandamientos, sí, con toda tu alma, mente y fuerza. No intentes declarar mi palabra, sino primero procura obtenerla, y entonces será desatada tu lengua; luego, si lo deseas, tendrás mi Espíritu y mi palabra, sí, el poder de Dios para convencer a los hombres.

(Doctrina y Convenios | Sección 11:20 - 21)

Y si hacéis esto mis queridos hermanos, adquiráis conocimiento y mucha sabiduría. Y sabréis que la única diferencia entre el tiempo antiguo y este es que las destrucción decretada para estos últimos días, no será enteramente por agua como en los días antiguos sino por medio del hambre, la pestilencia y la espada y el fuego de la ardiente de la ira de Dios. Y es por los pocos santos que hay entre nosotros que nuestras grandes ciudades son preservadas.

Pero hay del día cuando los hijos de los hombres desechen a los santos de entre ellos porque serán visitados con terremoto, con borrasca, con truenos y tempestades, con  relámpagos sumamente resplandecientes,  con el torbellino, con diluvios, con deslices de tierra, con la llama de fuego devorador, con hambre, con enfermedad, con pestilencia, con violencia e indignación desmedida, con la espada y con destrucción inmediata de un estruendo de una manera que hará retumbar la tierra con un sonido reverberante que será mayor del que la hará temblar.   Y de esto escrito esta:
Porque el Señor Dios de los Ejércitos hará la consumación ya determinada en toda la tierra.

(Libro de Mormón | 2 Nefi 20:23)

Y el Señor dijo a Enoc: Vivo yo que vendré en los últimos días, en los días de iniquidad y venganza, para cumplir el juramento que te hice concerniente a los hijos de Noé; y llegará el día en que descansará la tierra, pero antes de ese día se obscurecerán los cielos, y un manto de tinieblas cubrirá la tierra; y temblarán los cielos así como la tierra; y habrá grandes tribulaciones entre los hijos de los hombres, mas preservaré a mi pueblo; y justicia enviaré desde los cielos; y la verdad haré brotar de la tierra para testificar de mi Unigénito, de su resurrección de entre los muertos, sí, y también de la resurrección de todos los hombres; y haré que la justicia y la verdad inunden la tierra como con un diluvio, a fin de recoger a mis escogidos de las cuatro partes de la tierra a un lugar que yo prepararé, una Ciudad Santa, a fin de que mi pueblo ciña sus lomos y espere el tiempo de mi venida; porque allí estará mi tabernáculo, y se llamará Sión, una Nueva Jerusalén.

(Perla de Gran Precio | Moisés 7:60 - 62)

Y ahora os digo que el Señor bien juzga vuestras iniquidades; bien proclama a este pueblo por la voz de sus ángeles: Arrepentíos, arrepentíos, porque el reino de los cielos está cerca. Sí, bien anuncia por la voz de sus ángeles: Descenderé entre mi pueblo con equidad y justicia en mis manos. Sí, y os digo que si no fuera por las oraciones de los justos que actualmente hay en la tierra, ahora mismo seríais visitados con una destrucción completa; sin embargo, no sería por un diluvio, como sucedió con la gente en los días de Noé, sino sería por el hambre, por pestilencia y por la espada.

(Libro de Mormón | Alma 10:20 - 22)

Y yo me acercaré a vosotros para juicio; y seré pronto testigo contra los hechiceros, y los adúlteros, y contra los que juran en falso, y contra los que defraudan en su salario al jornalero, a la viuda y al huérfano, y agravian al extranjero, y no me temen, dice el Señor de los Ejércitos.

(Libro de Mormón | 3 Nefi 24:5)

PORQUE he aquí, viene el día que arderá como un horno; y todos los soberbios, sí, y todos los que obran inicuamente serán rastrojo; y aquel día que viene los abrasará, dice el Señor de los Ejércitos, de modo que no les dejará ni raíz ni rama. Pero para vosotros que teméis mi nombre, surgirá el Hijo de Justicia, con salvación en sus alas; y saldréis, y os criaréis como terneros en el establo. Y hollaréis a los malvados; porque serán como cenizas bajo las plantas de vuestros pies el día en que yo haga esto, dice el Señor de los Ejércitos. Recordad la ley de Moisés, mi siervo, la cual le decreté en Horeb para todo Israel, con los estatutos y juicios.

(Libro de Mormón | 3 Nefi 25:1 - 4)


DE cierto, así dice el Señor concerniente a las guerras que pronto acaecerán, comenzando por la rebelión de Carolina del Sur, de las cuales finalmente resultarán la muerte y la miseria de muchas almas; y vendrá el tiempo en que se derramará la guerra sobre todas las naciones, empezando en ese lugar. Porque he aquí, los estados del Sur se dividirán en contra de los del Norte, y los estados del Sur llamarán a otras naciones, aun el país de la Gran Bretaña, como es llamado, y éstas también llamarán a otras para defenderse de otras naciones; y entonces se derramará la guerra sobre todas las naciones. Y acontecerá, después de muchos días, que los esclavos se sublevarán contra sus amos, los cuales serán movilizados y disciplinados para la guerra.

Y también acontecerá que el resto de los que hayan quedado en la tierra se movilizarán y se irritarán extremadamente y hostigarán a los gentiles con severa aflicción. Y así, con la espada y por el derramamiento de sangre se han de lamentar los habitantes de la tierra; y con hambre, plagas, terremotos, truenos del cielo, y también con violentos e intensos relámpagos, se hará sentir a los habitantes de la tierra la ira, la indignación y la mano castigadora de un Dios Omnipotente, hasta que la consumación decretada haya destruido por completo a todas las naciones; a fin de que cesen de ascender desde la tierra a los oídos del Señor de Sabaot, el clamor de los santos, y de la sangre de ellos, pidiendo que sean vengados de sus enemigos. Por tanto, permaneced en lugares santos y no seáis movidos, hasta que venga el día del Señor; porque he aquí, viene pronto, dice el Señor. Amén.

(Doctrina y Convenios | Sección 87:1 - 8)

Y además, os digo que el enemigo en las cámaras secretas busca vuestra vida. Oís de guerras en países lejanos, y decís que pronto habrá grandes guerras en países lejanos, mas no conocéis el corazón de los hombres en vuestro propio país. Os digo estas cosas a causa de vuestras oraciones; por lo tanto, atesorad sabiduría en vuestro seno, no sea que la maldad de los hombres os revele estas cosas por medio de su iniquidad, de una manera que retumbará en vuestros oídos con una voz más fuerte que la que sacudirá la tierra; mas si estáis preparados, no temeréis.

(Doctrina y Convenios | Sección 38:28 - 30)

Y para eso me es preciso escribir esto y todos los santos mandamientos como se han dado desde el principio para enseñarles a todos los hijos de los hombres sobre los juicios y estatutos de Dios que están tan vigentes todavía como lo estuvieron en la antigüedad. Y quienes estén dispuestos a escuchar sabrán lo necesario y vital que es cumplir con los mandamientos de Dios.  Y si permanecen fieles y en lugares santos, aparte de los inicuos, sabrán como podrán protegerse de transgredir los mandamientos aun cuando venga la gran tentación decretada para que los estén enredados por las falsas tradiciones de sus padres y los afanes de este mundo. Lo hago porque he sido mandado por Dios as escribir, para que quizás muchos alcancen misericordia y se preparen sabiendo de antemano estas cosas tal como han sido, como son y como serán. Y también para que no sufran en esta vida o mas allá de la muerte ignorantemente los intoxicantes efectos del pecado que acarrean el dolor, el sufrimiento, la miseria, la angustia, le enfermedad y la muerte temporal y eterna entre otros predicamentos.

Primeramente, sabiendo que los santos mandamientos ya están escritos en la Biblia, para mostrar que Dios es un ser inmutable, redactare todos los mandamientos primero del profeta de La Iglesia y de Dios sobre toda la tierra que es el santo vocero de Dios actual, llamado Thomas S. Monson quien es el encargado de Dios para darnos mandamientos.  Así como también los escribiré como están escritos en el libro de Mormón y en el libro d e Mandamientos o de Doctrinas y Convenios de estos últimos días. Para que todos aquellos que tengan duda de la verdad; y que todavía no tienen los mandamientos de Dios inscritos en su mente y en su corazón lo sepan sin lugar a dudas y queden sin justificación delante de Dios porque el grande y terrible del cual hablaron los profetas ha llegado en al cual estas cosas y el conocimiento de Dios se extendería en todo el mundo.

Y lo digo porque según lo ha indicado punzantemente el espíritu de Dios desde hace unos días, la gente, o los ministros de religión de casi todas las iglesias, sectas y denominaciones, algunas veces, incluyendo la mía o el lugar donde yo ahora localmente me congrego, han estado enseñando mayormente la iniquidad y no las cosas propicias o pesadas de la ley o lo que agrada a Dios que es la verdad, las justicia y la misericordia. Y si la estuvieran enseñando, Dios no hubiera mandado a su santo profeta a declararlas hoy día; y tampoco el Espíritu de Dios no me hostigaría a mi con pensamientos punzantes que hacen doler mi cabeza para manifestar estas cosas con perspicaz y osadía al grado que nada ni nadie me puede restringir. O en otras palabras, si hicieras estas cosas, el Señor hubiera mandado al profeta y  mi o a otros ministros de su iglesia a decláralas. Porque escrito esta:
“…Aunque el mundo haya cambiado, las leyes de Dios permanecen constantes; no han cambiado; no cambiarán. Los Diez Mandamientos son exactamente eso: mandamientos; no son sugerencias. Son un requisito en todos los aspectos hoy como lo fueron cuando Dios se los dio a los hijos de Israel. Si sólo escuchamos, oiremos el eco de la voz de Dios hablándonos aquí y ahora:
“No tendrás dioses ajenos delante de mí.
“No te harás imagen… de cosa alguna…
“No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano…
“Acuérdate del día del reposo para santificarlo…
“Honra a tu padre y a tu madre…
“No matarás.
“No cometerás adulterio.
“No hurtarás.
“No dirás… falso testimonio.
“No codiciarás…”2.
Nuestro código de conducta es definitivo; no es negociable. Se encuentra no sólo en los Diez Mandamientos sino también en el Sermón del Monte que el Señor nos dio cuando vivía sobre la tierra. Se encuentra a lo largo de Sus enseñanzas; se encuentra en las palabras de la revelación moderna…”
Thomas S. Monson,
Conferencia General de la Iglesia de Jesucristo de Los Santos de los Últimos Días, Octubre del 2011. Sacado de la Liahona del Mes de Noviembre del presente.
Y así también esta en la escrituras:

No tendrás otro Dios delante de mí. No te harás ninguna imagen tallada, ni ninguna semejanza de cosa alguna que esté arriba en el cielo, ni de cosas que estén abajo en la tierra.

Y luego les dijo Abinadí: ¿Habéis hecho todo esto? Yo os digo: No; no lo habéis hecho. ¿Y habéis enseñado a este pueblo que debe observar todas estas cosas? Os digo que no; no lo habéis hecho.

(Libro de Mormón | Mosíah 12:35 - 37)

No te harás ninguna imagen tallada, ni ninguna semejanza de cosas que estén arriba en el cielo, o que estén abajo en la tierra, o en las aguas debajo de la tierra. Y además: No te postrarás ante ellas, ni las servirás; porque yo, el Señor tu Dios, soy un Dios celoso, que visito las iniquidades de los padres sobre los hijos, hasta la tercera y la cuarta generación de los que me aborrecen; y manifiesto misericordia a miles de los que me aman y guardan mis mandamientos.

No tomarás el nombre del Señor tu Dios en vano; porque el Señor no tendrá por inocente al que tomare su nombre en vano.

Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el día séptimo, el reposo del Señor tu Dios, no harás ningún trabajo, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu criado, ni tu criada, ni tu ganado, ni el extranjero que se halle dentro de tus puertas; porque en seis días el Señor hizo el cielo, y la tierra, y el mar, y todo lo que en ellos hay; por consiguiente, el Señor bendijo el día de reposo y lo santificó.

Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra que el Señor tu Dios te da.

No matarás.

No cometerás adulterio. No robarás.

No dirás falso testimonio contra tu prójimo.

No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su criado, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna que sea de tu prójimo.

(Libro de Mormón | Mosíah 13:12 - 24)


Y ahora bien, he aquí, hablo a la iglesia:

No matarás; y el que matare no tendrá perdón ni en este mundo ni en el venidero. Y de nuevo digo, no matarás; mas el que matare, morirá.

No hurtarás; el que hurte y no se arrepienta, será expulsado.

No mentirás; el que mienta y no se arrepienta, será expulsado.

Amarás a tu esposa con todo tu corazón, y te allegarás a ella y a ninguna otra. Y el que mirare a una mujer para codiciarla negará la fe, y no tendrá el Espíritu; y si no se arrepiente, será expulsado.

No cometerás adulterio; y el que cometa adulterio y no se arrepienta, será expulsado. Mas al que haya cometido adulterio, y se arrepienta de todo corazón, y lo deseche, y no lo haga más, lo has de perdonar.

Mas si lo hiciere otra vez, no será perdonado, sino que será expulsado.

No hablarás mal de tu prójimo, ni le causarás ningún daño. Tú sabes que mis leyes en cuanto a estas cosas están en mis Escrituras; el que peque, y no se arrepienta, será expulsado. Si me amas, me servirás y guardarás todos mis mandamientos.

(Doctrina y Convenios | Sección 42:18 - 29)


Sí, benditos son aquellos cuyos pies descansan sobre la tierra de Sión, que han obedecido mi evangelio; porque recibirán como recompensa las cosas buenas de la tierra, la cual producirá con su fuerza. Y también serán coronados con bendiciones de arriba, sí, y con mandamientos no pocos, y con revelaciones a su tiempo, aquellos que son fieles y diligentes delante de mí.

Por tanto, les doy un mandamiento que dice así:

Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, alma, mente y fuerza; y en el nombre de Jesucristo lo servirás. Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

No hurtarás; no cometerás adulterio; no matarás, ni harás ninguna cosa semejante. Darás las gracias al Señor tu Dios en todas las cosas. Ofrecerás un sacrificio al Señor tu Dios en rectitud, sí, el de un corazón quebrantado y un espíritu contrito. Y para que más íntegramente te conserves sin mancha del mundo, irás a la casa de oración y ofrecerás tus sacramentos en mi día santo; porque, en verdad, éste es un día que se te ha señalado para descansar de tus obras y rendir tus devociones al Altísimo; sin embargo, tus votos se ofrecerán en rectitud todos los días y a todo tiempo; pero recuerda que en éste, el día del Señor, ofrecerás tus ofrendas y tus sacramentos al Altísimo, confesando tus pecados a tus hermanos, y ante el Señor. Y en este día no harás ninguna otra cosa sino preparar tus alimentos con sencillez de corazón, a fin de que tus ayunos sean perfectos, o en otras palabras, que tu gozo sea cabal. De cierto, esto es ayunar y orar, o en otras palabras, regocijarse  y orar.

(Doctrina y Convenios | Sección 59:3 - 14)

Ahora bien mis amados hermanos, como habéis visto se nos ha ensenado misericordiosa y diligentemente los mandamientos o la laye de felicidad de nuestro Dios. Lo que vosotros no sabéis y me gustaría enseñaros es que el quebrantar cada uno de los mandamientos de Dios acarrea consigo la pena de muerte inmediatamente o latentemente de acuerdo a la voluntad de Dios y el grado de conocimiento que tengamos de estas cosas hasta que las sepamos ya sea en vida o en muerte porque nadie es salvo o destruido enteramente en la ignorancia y sin que se le haya advertido diligentemente. Y se me ha mandado a hacerlo para que la gente no sufra en ignorancia. Porque:

Es imposible que el hombre se salve en la ignorancia.

(Doctrina y Convenios | Sección 131:6)

Y por lo tanto si sabemos que hemos quebrado alguno, o varios de estos mandamientos, por lo que hemos sufrido lo sabemos porque nuestra mente se refleja. Y si es así, deberíamos temer y temblar, y también debemos apresurarnos a arrepentirnos ofreciendo a Dios un corazón quebrantado y un espíritu contrito como señal de que reconocemos nuestras culpas.  Y venir a Dios internamente compungidos que nos sane no sea que nos sobrevenga algo peor. Porque esta vida es el tiempo para prepararse para compadecer ante Dios. Y este es el día en el que el hombre debe arrepentirse.  Y no debemos procrastinar nuestro arrepentimiento hasta el fin cuando venga la noche y ya no podamos hacer nada para agradar a Dios. Porque escrito esta en los juicios y estatutos que se dieron a moisés según el libro de Deuteronomio todo lo bueno y lo malo de cierto nos sobrevendría si éramos obedientes o si quebrantamos los santos y grandes mandamientos así como las leyes de Dios. A esto se refiere el Señor en el libro de Malaquias cuando el Señor nos insta a acordarnos de sus juicios y estatutos cuando dijo.

Recordad la ley de Moisés, mi siervo, la cual le decreté en Horeb para todo Israel, con los estatutos y juicios.

(Libro de Mormón | 3 Nefi 25:4)


Y quisiera explicaros de acuerdo con el conocimiento, la  experiencia y el espíritu que me enseña como se lleva esto acabo para que estéis prevenidos. Los mandamientos de Dios pueden ser, dos, diez o más según su voluntad. Y los fieles siempre están sedientos de mandamientos o el poder para actuar y agradar a Dios en cualquier cosa que el requiera de nosotros porque para este fin existimos. Si para guardar los mandamientos de Dios y adorarle. Y esto lo sabemos algunos a un antes de haber nacido. Porque la escritura que escribió nuestro padre Abraham así nos lo dice:

Y el Señor me había mostrado a mí, Abraham, las inteligencias que fueron organizadas antes que existiera el mundo; y entre todas éstas había muchas de las nobles y grandes; y vio Dios que estas almas eran buenas, y estaba en medio de ellas, y dijo: A éstos haré mis gobernantes; pues estaba entre aquellos que eran espíritus, y vio que eran buenos; y me dijo: Abraham, tú eres uno de ellos; fuiste escogido antes de nacer. Y estaba entre ellos uno que era semejante a Dios, y dijo a los que se hallaban con él: Descenderemos, pues hay espacio allá, y tomaremos de estos materiales y haremos una tierra sobre la cual éstos puedan morar;

 y con esto los probaremos, para ver si harán todas las cosas que el Señor su Dios les mandare;

y a los que guarden su primer estado les será añadido; y aquellos que no guarden su primer estado no tendrán gloria en el mismo reino con los que guarden su primer estado; y a quienes guarden su segundo estado, les será aumentada gloria sobre su cabeza para siempre jamás.

(Perla de Gran Precio | Abraham 3:22 - 26)

Porque aquellos que son fieles sobre poco reciben más, y al que dice que tiene suficiente aun lo poco que tiene le será quitado.  Por lo tanto mas rectitud o libertad de actuar tanto en el tierra como en el cielo porque los mandamientos son las bases de todas las leyes temporales y eternas. Y el cumplimiento o quebrantamiento de alguna ley, trae consigo bendiciones así como condenación basado en los decretos del cielo. Porque Dios nos dijo por medio de su profeta lo siguiente:

Hay una ley, irrevocablemente decretada en el cielo antes de la fundación de este mundo, sobre la cual todas las bendiciones se basan; y cuando recibimos una bendición de Dios, es porque se obedece aquella ley sobre la cual se basa.

(Doctrina y Convenios | Sección 130:20 - 21)

Por lo pronto mis amados hermanos, yo tengo conocimiento de cinco leyes que has sido dadas a los hijos de Dios y a todos los hombres que deseen ser contados con ellos que  se nos han dado desde el principio del mundo en la primera dispensación hasta el día de Hoy. Estas leyes son para nuestro goce y felicidad tanto eternas. Entre ellas esta en su orden correspondiente la ley de la obediencia; la ley de sacrificio, la ley del evangelio, la ley de castidad, y la ley de Consagración. Y el fundamento de todas estas leyes son los santos mandamientos. Porque el Señor no nos da o avanza a una ley más avanzada, refinada o exaltada salvo que ya sepamos cumplir con una menor. Y una ley menor sirve como preparación para recibir otra mayor. Los Judíos no avanzaran mas allá de la ley de sacrificio sino hasta que acepten y obedezcan la ley del evangelio como Jesucristo y sus apóstoles lo enseñaron y lo enseñan. Y nosotros no avanzaremos individual o colectivamente de la ley del evangelio a la ley de consagración, sino hasta que cumplamos y obedezcamos la ley del Diezmo que es al que sustenta a los santos dentro de la ley del evangelio en el reino de Dios sobre la tierra. Y la ley de consagración es la ley de los cielos sobre la tierra, o ser uno con Dios tanto en lo espiritual como en lo temporal para el completo goce de nuestra felicidad.

Por lo tanto cuando nosotros quebrantamos un mandamiento quebrantamos toda una ley. O como dijo Jesús, quien quebranta un punto de la ley quebranta toda la ley. Y cuando se quebranta una ley o mandamiento por la desobediencia o por causa de las tradiciones de nuestros padres que nos son correctas, entonces es menester sacrificar. Porque por sacrificio se dan bendiciones. No obstante, el Señor, no se complace tanto en el sacrificio sino más bien en la obediencia. Porque como dijo el profeta Samuel, es mejor obedecer que sacrificar y poner atención que la grosura de los carneros.

De la manera que vemos o leemos los mandamientos según mi conocimiento, el menor de ellos contra Dios es quebrantar el día de Reposo. Y el menor mandamiento contra el hombre es codiciar lo que no es nuestro. Ahora bien, la ley los mandamientos de Dios no solo tienen palabras, sino también hay, hipotéticamente hablando, jotas, ápices y puntos que son implícitos.  Las jotas, ápices y puntos son las grandes virtudes o desvirtúes y vicios que exaltan o agobian y degeneran a la humanidad. Entre los cuales el Señor nos insta a cultivar la virtud tales como: fe, la virtud, el conocimiento, la templanza, la paciencia, la bondad fraternal, piedad, caridad, humildad, diligencia así como la longanimidad y los dones y los frutos del espíritu de Dios. De esto escrito esta:

Entonces, hermanos míos, segaréis el galardón de vuestra fe, y vuestra diligencia, y paciencia, y longanimidad, esperando que el árbol os dé fruto.

(Libro de Mormón | Alma 32:43)

Tened presente la fe, la virtud, el conocimiento, la templanza, la paciencia, la bondad fraternal, piedad, caridad, humildad, diligencia.

(Doctrina y Convenios | Sección 4:6)

Por lo general, a aquellos que velamos nuestra conducta para que el espíritu de dios obre sobre nosotros y así poder ser instrumentos en las manos de Dios, el diablo no nos va a tentar por medio de la palabra del más grande de los mandamientos o la ley de Dios, sino por el menor de ellos. Y si el adversario no puede vencernos por causa de la desobediencia a los mandamientos, lo hará tratando por medio de las tradiciones de nuestros padres que no son correctas atacando las jotas, los ápices y los puntos de la  ley. En otras palabras, el adversario nos vedara para que no veamos las jotas, los ápices y los puntos y así ofendamos a Dios o al prójimo.

Porque si no puede contra nosotros por ninguno de los mandamientos, el nos va tacar con sus dardos ponzoñosos haciéndonos caer o quebrantar jotas, ápices y puntos de la ley o de los mandamientos que son como los antónimos de las virtudes arriba mencionadas. Porque aunque los mandamientos que tenemos son pocos y muy bien definidos, las maneras de pecar son tantas que uno ni siquiera las se pueden contar. Ni tampoco vale la pena escribirlas, salvo por necesidad. aquellas desvirtúes que están marcadas en las escrituras.

Es por eso que Dios nos manda a velar siempre y cuidar todos nuestros hechos, pensamientos y palabras. Y si hacemos eso, con la ayuda del espíritu santo el nos conduce por el camino recto y angosto hasta el reino de los cielos. Y es posible que fallemos en una u otra cosa, pero esto lo podremos arreglar con la ayuda de Dios ya sea en vida o en muerte. Pero si no intentamos perfeccionarnos ahora que el barro es maleable, va  acostar mas en la otra vida y de eso depende cuan cercana o lejana este nuestra resurrección. Por lo pronto Dios esto quisiera, que nosotros seamos perfectos como el y como nuestro Padre que esta en los cielos es perfecto. Así que nos conviene salir de aquí tan perfectos como sepamos o podamos.

Por tanto, quisiera que fueseis perfectos así como yo, o como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.

(Libro de Mormón | 3 Nefi 12:48)

Porque el desobedecer los mandamientos como los diez mandamientos es pecado mortal o decir que el quebrantar los mandamientos acarrea la pena de muerte o la muerte temporal así como eterna. Y así como hay virtudes y frutos del espíritu, así también hay pecados capitales, o un poco menos que mortales; y también una hay una gran multitud de pecadillos que nos impiden ser dignos del ministerio de Ángeles y de la expresa presencia de Dios. Algunos de los cuales están bien definidos en las escrituras. Y esos pecados capitales y los pecadillos, son como las jotas, ápices y puntos de la ley por los cuales debemos velar no sea que por allí nos tiente Satanás y nos conduzca a quebrajar las leyes mayores. Y que por muy pequeños e insignificantes que nos parezcan estos pecados, son de gran importancia porque acarrean, sufrimiento, enfermedad, peste y destrucción y nos ponen en tela de juicio y hasta nos conducen al infierno. Porque debemos saber esto que escrito esta:

También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos,  desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno,  traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios,  que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita. 

Porque de éstos son los que se meten en las casas y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscencias.  Estas siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad.  Y de la manera que Janes y Jambres resistieron a Moisés, así también éstos resisten a la verdad; hombres corruptos de entendimiento, réprobos en cuanto a la fe. 

Nuevo Testamento / 2 Timoteo 3:1-8

Y aunque los pecado capitales no son enteramente mortales, no nos ira bien si morimos en ellos o si somos echados al infierno por una buena temporada por causa de ellos. Porque seremos tributados en esta vida y arrojados al infierno hasta que paguemos el ultimo Seine o la gran culpa. Porque aun un pecadillo como llamar Insensato a un hermano o decir que no vale nada nos pone en peligro del fuego del infierno. Y si le decimos a un hermano tonto o insensato, esto nos califica inmediatamente como pecadores y por esto seremos puestos en tela de Juicio o seremos expuestos o llamados ante el concilio de la iglesia o de Dios para nuestra bochornosa corrección.  Esto no lo digo yo de mi mismo, pero como el Señor lo ha dicho y como esta escrito así sucederá. Porque y esta escrito:

Pero yo os digo que quien se enoje con su hermano corre peligro de su juicio. Y cualquiera que diga a su hermano: Raca, quedará expuesto al concilio; y el que le diga: Insensato, estará en peligro del fuego del infierno.

(Libro de Mormón | 3 Nefi 12:22)

 ¿Y mientras estamos detenidos podremos pagar algo?  Y si estamos cortos de tiempo para compadecer ente Dios, esto puede impedir o fijar nuestro progreso eterno haciendo imposible que heredemos el reino de los cielos donde Dios, y su hijo Jesucristo y el Espíritu Santo moran  en celestial y eterna armonía junto con Abraham, Isaac y Jacob y todos los santos profetas que los precedieron y los sucedieron.

Ya que todo pecado es inmundicia y nada inmundo puede morar en la presencia de Dios. Por lo tanto, si cumplimos los grandes mandamientos, el santo espirita nos ayuda a flanquear los ardientes dardos del adversario y a refinarnos hasta la perfección. Porque en la obra de Dios hay tres grandes y bien definidas misiones que son, predicar el evangelio, perfeccionar a los santos y redimir a los muertos.

Existen muchísimas maneras de pecar, tantas que nos las puedo enumerar todas. Y me avergüenzo ante Dios el tener que recitar algunos de estos graves pecados y despertar el estado de nuestra terrible condición ya que en mayor o menor grado casi todos acepto los niños pequeños, somos victimas de alguna de estas debilidades y calamidades espirituales que si no tenemos cuidado nos afligirán el alma hasta el seol. Aun los profetas no han estad exentos de algunos de estos perjuicios. Y me encojo de pena el tener que decirlo  pero aunque el mandamiento es punzante y la magnitud de la jornada de este día es grande, he sido comisionado estrictamente desde el cielo a declarar estas cosas y manifestar las obras inicuas que de cuando en cuando se enseñorean de nuestro corazón y envenenan nuestra alma hasta la miseria. Y no soy, ni he sido  el único que ha sido comisionado a escribir. Y  es por esto que los profetas y los santos hombres de Dios nos exhortan a cuidar de todas nuestras acciones, pensamientos y palabras. Porque sobre todas estas cosas seremos traídos a juicio en el ultimo y postrer día. Y de no habernos arrepentido quedaremos a la izquierda de Dios como los cabritos y no a la derecha con sus corderitos. De todo esto escrito esta:

Y por último, no puedo deciros todas las cosas mediante las cuales podéis cometer pecado; porque hay varios modos y medios, tantos que no puedo enumerarlos. Pero esto puedo deciros, que si no os cuidáis a vosotros mismos, y vuestros pensamientos, y vuestras palabras y vuestras obras, y si no observáis los mandamientos de Dios ni perseveráis en la fe de lo que habéis oído concerniente a la venida de nuestro Señor, aun hasta el fin de vuestras vidas, debéis perecer. Y ahora bien, ¡oh hombre!, recuerda, y no perezcas.

(Libro de Mormón | Mosíah 4:29 - 30)

Sí, contrista mi alma, y me hace encoger de vergüenza ante la presencia de mi Hacedor, el tener que testificaros concerniente a la maldad de vuestros corazones. Y también me apena tener que ser tan audaz en mis palabras relativas a vosotros, delante de vuestras esposas e hijos, muchos de los cuales son de sentimientos sumamente tiernos, castos y delicados ante Dios, cosa que agrada a Dios; y supongo que han subido hasta aquí para oír la agradable palabra de Dios; sí, la palabra que sana el alma herida.

Por tanto, agobia mi alma el que sea constreñido, por el estricto mandamiento que recibí de Dios, a amonestaros según vuestros crímenes y agravar las heridas de los que ya están heridos, en lugar de consolarlos y sanar sus heridas; y a los que no han sido heridos, en lugar de que se deleiten con la placentera palabra de Dios, colocar puñales para traspasar sus almas y herir sus delicadas mentes.

Mas a pesar de la magnitud de la tarea, debo obrar según los estrictos mandamientos de Dios, y hablaros concerniente a vuestras iniquidades y abominaciones, en presencia de los puros de corazón y los de corazón quebrantado, y bajo la mirada del ojo penetrante del Dios Omnipotente. Por tanto, debo deciros la verdad, conforme a la claridad de la palabra de Dios. Porque he aquí, al dirigirme al Señor, la palabra vino a mí, diciendo: Jacob, sube hasta el templo mañana, y declara a este pueblo la palabra que te daré.

(Libro de Mormón | Jacob 2:6 - 11)

Por lo tanto, algunos de los pecados capitales y la multitud de los pecadillos, según las santas escrituras hasta donde yo he escudriñado son los pecados contra nuestra naturaleza como la homosexualidad, la fornicacion, la masturbación, el bestialismo la incontinencia entre otras practicas sucias e impuras. También  esta el orgullo, la frivolidad, la arrogancia, la rebeldía, la soberbia, contención, la altivez, la jactancia, la lascivia, la lujuria, concupiscencia, la vanidad, la envidia, la glotonería, la ociosidad, la risa excesiva o las carcajadas, la negligencia, la hechicería, los sortilegios, la especulación o la adivinación, el vicio, la embriaguez, las deudas, la ignorancia y los pensamientos y palabras livianas y corruptas, etc. O en otras palabras, si sabemos hacer lo bueno y no lo hacemos, nos es contado como pecado.  Y estas son las palabras del Señor al respecto:

Por consiguiente, cesad de todas vuestras conversaciones livianas, de toda risa, de todos vuestros deseos de concupiscencia, de todo vuestro orgullo y frivolidad y de todos vuestros hechos malos.  Nombrad de entre vosotros a un maestro; y no tomen todos la palabra al mismo tiempo, sino hable uno a la vez y escuchen todos lo que él dijere, para que cuando todos hayan hablado, todos sean edificados de todos y cada hombre tenga igual privilegio. Mirad que os améis los unos a los otros; cesad de ser codiciosos; aprended a compartir unos con otros como el evangelio lo requiere. Cesad de ser ociosos; cesad de ser impuros; cesad de criticaros el uno al otro; cesad de dormir más de lo necesario; acostaos temprano para que no os fatiguéis; levantaos temprano para que vuestros cuerpos y vuestras mentes sean vigorizados. Y sobre todo, vestíos, como con un manto, con el vínculo de la caridad, que es el vínculo de la perfección y de la paz. Orad siempre para que no desmayéis, hasta que yo venga. He aquí, vendré presto y os tomaré para mí. Amén.

(Doctrina y Convenios | Sección 88:121 - 126)


Y todos estos pecados están enlazados sutilmente por la astucia del diablo en todas y cada uno las tradiciones incorrectas y las festividades, celebraciones y días feriados que son de origen y notoriedad paganas de esta sociedad moderna así como en las civilizaciones de la antigüedad.  Por estas cosas que aparentemente son insignificantes fue que cayó la iglesia primitiva en apostasía y oscurantismo. Y así trajeron un manto de oscuridad sobre toda la faz de la tierra y densa oscuridad en sus mentes hasta que degeneraron en la incredulidad y se entregaron a las falsas e indolentes doctrinas transgrediendo las leyes, cambiando las ordenanzas y quebrantando el convenio sempiterno tal y como lo dijo el profeta Isaías:

La tierra esta contaminada debajo de sus habitantes, porque trasgredieron las leyes, cambiaron la ordenanza, y quebraron el convenio sempiterno.

(Antiguo Testamento /Isaías 24: 5)

Porque el falso y vano tradicionalismo y todos sus idolatras y corruptos festejos traen envidia, contienda, celo desmedido, confusión y perversidad; y estas cosas son por lo general, son las mismas garras de Satanás; y los cordeles de ceda con los que el Diablo tienta, insta y ataca a los santos y a todos los hombres, y los engaña quitándoles la verdad.  Y así el los induce a quebrantar los santos mandamientos de Dios hasta que nos prende con sus potentes cadenas de las que nadie por si mismo se puede soltar. Por lo cual, el Señor Dijo que todas nuestras festividades son una abominación  para el y que no habían una sola mesa que estuviera limpia sino que todo estaba lleno de vomito. Y es porque toda carne esta corrupta ante su faz.

Y los gentiles se ensalzan con la soberbia de sus ojos, y han tropezado a causa de lo grande de su tropezadero, y han establecido muchas iglesias; sin embargo, menosprecian el poder y los milagros de Dios, y se predican su propia sabiduría y su propia instrucción, para enriquecerse y moler la faz de los pobres. Y se edifican muchas iglesias que causan envidias, y contiendas, y malicia. Y también existen combinaciones secretas, como en los tiempos antiguos, según las combinaciones del diablo, porque él es el fundador de todas estas cosas; sí, el fundador del asesinato y de las obras de tinieblas; sí, y los lleva del cuello con cordel de lino, hasta que los ata para siempre jamás con sus fuertes cuerdas. Porque he aquí, amados hermanos míos, os digo que el Señor Dios no obra en la obscuridad.

(Libro de Mormón | 2 Nefi 26:20 - 23)

¿Porque cuantas no han sido las almas que han sido arrastradas por la vanidad a quebrantar la palabra de sabiduría y subsecuentemente la virtud o la ley de castidad en el día abominable de Satán Valentín o Levitan o en la Vanidad de la falsa Navidad, o en el día de las brujas con toda su inmunda parafernalia? ¿O cuantas no han sido las virtudes que se ha perdido cuando las almas son corrompidas con la vanidad de los regalos o presentes en casi todas nuestras celebraciones mundanas incluyendo el día de las madres y aniversarios?  ¿O cuantas son las personas que han contendido o se han endeudado o esclavizado económicamente por comprar presentes o por una vana ambición en el día de esto o el día de aquello?  ¿O cuantos no han quebrantado el día de reposo o cometido otros infames pecados por asistir a una vacación, votación, a una fiesta, a una celebración común o a un juego deportivo? ¿O  cuantos no robado para satisfacer un deseo carnal en el día de las secretarias y cuantos bastardos no han nacido incrementando el sufrimiento, la ignorancia y la desolación en la tierra? Pero a los que hagan esto se ya sea hombres, mujeres, ancianos y jóvenes y no se arrepientan, de cierto se lamentaran. Porque estas cosas no existen ni existirán en el cielo. El Señor les traerá esto cuando se caiga o se estrelle la gran babilonia con todo su orgullo y con todas sus vanas delicadezas. Porque escrito esta:

¡Ay de los impíos!, porque perecerán; pues el pago de sus manos vendrá sobre ellos. Los opresores de mi pueblo son niños, y mujeres lo gobiernan. ¡Oh pueblo mío, los que te guían te hacen errar, y pervierten el curso de tus sendas! El Señor se levanta para litigar, se pone en pie para juzgar al pueblo. Vendrá el Señor a juicio contra los ancianos de su pueblo y contra sus príncipes; porque habéis devorado la viña y el despojo del pobre en vuestras casas.

¿Qué pretendéis? Majáis a mi pueblo, y moléis las caras de los pobres, dice el Señor Dios de los Ejércitos. Dice además el Señor: Por cuanto las hijas de Sión son altivas, y andan con cuello erguido y ojos desvergonzados, y caminan como si bailaran, y producen tintineo con los pies; herirá, pues, el Señor la mollera de las hijas de Sión con sarna, y descubrirá su desnudez. En aquel día quitará el Señor la ostentación de sus ajorcas, y redecillas, y lunetas; los collares, y los brazaletes, y los rebociños; las cofias, los adornos de las piernas, los tocados, los pomitos de olor y los zarcillos; los anillos, y los joyeles para la nariz; las mudas de ropa de gala, y los mantos, y las tocas, y las bolsas; los espejos, y los linos finos, y los rebozos, y los velos. Y sucederá que en lugar de perfumes, habrá hediondez; y soga en lugar de cinturón; y en lugar de cabellos peinados, calvicie; y en lugar de mantos, cilicio; y quemadura en lugar de hermosura. Tus varones caerán a espada, y tus fuertes en la batalla. Y sus puertas se lamentarán y enlutarán, y ella, desolada, se sentará en tierra.

(Libro de Mormón | 2 Nefi 13:11 - 26)

Pero el pueblo no se vuelve hacia aquel que lo castiga, ni busca al Señor de los Ejércitos. Por tanto, el Señor cortará de Israel cabeza y cola, rama y caña, en un mismo día. El anciano es la cabeza; y el profeta que enseña mentiras es la cola. Porque los caudillos de este pueblo lo hacen errar; y los que ellos guían son destruidos. Por tanto, el Señor no se complacerá en sus jóvenes, ni de sus huérfanos y viudas tendrá misericordia; porque todos son hipócritas y malhechores, y toda boca habla necedades. Con todo esto, no se ha mitigado su ira, sino que su mano aún está extendida. Porque la maldad quema como fuego; devorará los cardos y espinas; y levantará llama en lo espeso de los bosques, y ascenderán como humo en remolinos. Por la ira del Señor de los Ejércitos se obscurecerá la tierra, y el pueblo será como pábulo de fuego; nadie tendrá piedad de su hermano. Y el hombre arrebatará a su diestra, y sentirá hambre; y comerá a su siniestra, y no quedará satisfecho; cada cual comerá la carne de su propio brazo: Manasés a Efraín, y Efraín a Manasés; y ambos estarán contra Judá. Con todo esto, no se ha mitigado su ira, sino que su mano aún está extendida.

(Libro de Mormón | 2 Nefi 19:13 - 21)

Ahora bien, mis hermanos, como veréis estoy lleno de la reprensión del Señor testificando de todas nuestras iniquidades.  Y concerniente a las consecuencias del pecado, las escrituras manifiestan un grande y espantoso misterio que ya por mucho tiempo ha sido delineado según el libro del profeta Amos en el antiguo testamento de la Biblia. Y es que por tres trasgresiones y un cuarto o una cuarta, el señor no detendrá su juicio contra nosotros ya sea individual o colectivamente.

Y así como castigo a los inicuos de la antigüedad ya sea que conocieran o no sus leyes o mandamientos, así también castigara a los de esta generación y los destruirá tan vehementemente como lo han proferido, profetizado, revelado y en visionado los antiguos profetas porque así como el estandarte es el mismo el castigo es el mismo en sus diferentes combinaciones. Porque no hay nada que el Señor no haya dicho que no se haya cumplido o que no se haya de cumplir. Y aunque los cielos y la tierra pasaren su palabra no pasara sino que toda se cumplirá tal y como hasta entonces se ha verificado .

He aquí, te digo estas cosas, así como anuncié al pueblo la destrucción de Jerusalén; y se verificará mi palabra en esta ocasión como se ha verificado antes.

(Doctrina y Convenios | Sección 5:20)

Y para terminar, quisiera enseñar tanto por precepto o principio así como con un gran ejemplo contemporáneo que casi todos conocemos. Y no lo hago para juzgar a nadie sino para mostrar a los hijos de los hombres que Dios no será burlado ¿Porque quien de nosotros no ha sido abatido alguna en cuerpo, mente y espíritu alguna vez por desobedecer los mandamientos de Dios?

Pero hay un ejemplo mejor que el personal ya sea le de ustedes o de mí, que encierra todos estos puntos, acentos y jotas mejor que otros. Y es el agravio que le aconteció al gran barco que se llamaba el Titánico donde perecieron muchas almas. Y hablo principalmente a los jóvenes que conocen esta historia y se huelgan en el ficticio romance que allí se manifiesta, según el espectáculo cinematográfico sobre el ominoso naufragio o incidente del Titánico, porque en efecto no fue un accidente. Fueron los palpables juicios de un Dios justo sobre los inicuos. Porque Dios jamás será burlado.

Cuando el titánico que zarpo de Southampton en Inglaterra hacia  la ciudad de New York en América y choco contra el tímpano en el trayecto de su primer y ultimo viaje, fue porque dentro de el habían personas que habían quebrantado por lo menos, tres y un cuarto del los santos mandamientos de Dios. Y cuyo juicio destruyo muchas almas tanto de inicuos como de justos.  Como podríamos ver o a conciencia apreciar, cuando el gran barco choco contra el arrecife de hielo, el impacto rasgo o penetro no uno, ni dos, ni tres sino cuatro compartimientos de flote de los siete o más que el barco tenía. Lo que decían ORGULLOZA y SOBREBIAMENTE quienes lo construyeron era que el gran titánico de los mares era que no se podía hundir; y que ni Dios lo podía hundir. Y fue así como los judíos se jactaron en una vez diciendo que la gran ciudad de Jerusalén no podía ser destruida. Pero no sucedió una, sino dos veces.

Pero concerniente al Tiránico, ni siquiera oraron antes de partir o bendijeron el barco.  Más sinembnargo, en unas pocas horas de una noche lúgubre y tranquila de un 14 de Abril de 1912, por causa del orgullo, la vanidad, la altivez, la jactancia, la arrogancia, la negligencia, la soberbia y la ignorancia de la voluntad de Dios, entre otros pecados mayores o menores, esa gran nave se precipito a su entera destrucción llevándose consigo a muchas almas a la miseria y a otras de vuelta a su Dios. Mas no sabían ellos que ya estaba escrito; que quienes viene a las América no son todos los que quieran venir, sino aquellos que el Señor quiera traer. Y como podríamos saber ninguno de esos que venían para acá en ese gran barco pudieron llegar sino aquellos que el Señor mando traer después de que hubieron naufragado.

Ni creían tampoco que aquella gran ciudad de Jerusalén pudiera ser destruida conforme a las palabras de los profetas; y eran semejantes a los judíos que estaban en Jerusalén, los cuales procuraban quitarle la vida a mi padre.

(Libro de Mormón | 1 Nefi 2:13)

Por tanto, yo, Lehi, profetizo según el Espíritu que obra en mí, que nadie vendrá a esta tierra a menos que sea traído por la mano del Señor. Por tanto, esta tierra está consagrada a quienes él traiga. Y en caso de que le sirvan según los mandamientos que él ha dado, será para ellos una tierra de libertad; por lo que nunca serán reducidos al cautiverio; si tal sucediere, será por causa de la iniquidad; porque si abunda la iniquidad, maldita será la tierra por causa de ellos; pero para los justos será bendita para siempre.

(Libro de Mormón | 2 Nefi 1:6 - 7)

Y así es como babilonia caerá, en un solo día y muchos son los que se lamentaran. Solo los fieles o los mas justos podrán escapar cumpliendo con los mandamientos de Dios, que aquellos que los guarden en fidelidad hasta el fin junto con sus leyes y estatutos serán traídos a morar con el en su presencia. 

Por lo que  nuestra vida es como un barco en el gran mar de la aflicción. Y los mandamientos son los que nos mantienen a flote hasta que lleguemos al puerto del Señor donde el nos anclara firmemente para siempre para que ya no suframos naufragios. Pero si quebrantamos o trasgredimos tres y un cuarto de los mandamientos de Dios, como le sucedió al titánico que se por el orgullo se precipito, choco, naufrago y se hundió porque había quebrado tantas leyes que ya no se pudo mantener a flote. De igual forma nos sucederá también a notros porque le seria injusto negar la justicia de Dios a estos como Adán caer cuando trasgredió el mandamiento que le fue dado en el jardín de Edén.  Así que:

Por consiguiente, han bebido de la copa de la ira de Dios, la cual tan imposible le sería a la justicia negársela, como haberle negado a Adán que cayera por participar del fruto prohibido; por tanto, la misericordia ya no podría reclamarlos para siempre jamás. Y su tormento es como un lago de fuego y azufre, cuyas llamas son inextinguibles, y cuyo humo asciende para siempre jamás. Así me ha mandado el Señor. Amén.

(Libro de Mormón | Mosíah 3:26 - 27)

¡Oh todos vosotros, ancianos, y también vosotros, jóvenes, y vosotros, niños, que podéis entender mis palabras—porque os he hablado claramente para que podáis entender—, os ruego que despertéis el recuerdo de la terrible situación de aquellos que han caído en transgresión! Y además, quisiera que consideraseis el bendito y feliz estado de aquellos que guardan los mandamientos de Dios. Porque he aquí, ellos son bendecidos en todas las cosas, tanto temporales como espirituales; y si continúan fieles hasta el fin, son recibidos en el cielo, para que así moren con Dios en un estado de interminable felicidad. ¡Oh recordad, recordad que estas cosas son verdaderas!, porque el Señor Dios lo ha declarado.

(Libro de Mormón | Mosíah 2:40 - 41)


Todas estas palabras las declaro con humildad y con solemnidad con la única mira de glorificar a Dios y servir su voluntad para el eterno beneficio de todos los habitantes de la tierra. Porque nada hace EL Señor a menos sea para el beneficio del mundo ya se para una cosa o para otra. Y yo también deseo que todos los hombres y también las mujeres vengan a el y sean salvos y no sufran como muchos de nosotros hemos sufrido por causa del pecado. Porque compunge nuestras almas y nos llena de terror el solo saber que una alma se podría perder eternamente.

Porque el Señor vino o fue enviado al mundo por nosotros los pecadores a dar su vida por el mundo para que haya gozo en el cielo. Porque si nosotros que nos hemos arrepentido de nuestra perversidad sabemos de la angustia por causa del mucho arrepentimiento, cuando mas vosotros podréis mas fácilmente venir y ser sanos si es que no os consideráis menos pecadores que nosotros.  

Esto lo escribo para que no bebáis de la amarga, angustiosa e indignante copa de andrajos que hace desfallecer hasta el más fuerte de los hombres. Y la que hizo temblar a nuestro Dios por el exquisito dolor que le hizo brotar sangre por cada poro. Mas si no nos arrepentimos, tendremos que sufrir como el sufrió. Y lo hago por amor y porque se que Dios os ha amado. Para que haciendo lo que nos ha mandado, no descendáis a la hiel de al amargura como cristo y sus ministros e hijos de Dios, que desde el principio del mundo hasta el día de hoy han tomado sobre si a semejanza de Jesucristo, la burla, la vergüenza, los azotes y los pecados del mundo para que nuestros descendientes no sufran o para sanar a todo aquel que debidamente se arrepienta. Y esto lo hago y lo digo como uno que tiene autoridad, no de mi mismo, sino tomando sobre mi el nombre de Cristo, y haciéndolo todo en el nombre de Jesucristo Amen.

Atentamente un indigno siervo en las manos de Cristo

Miguel Ángel Tinoco Rodríguez

CANTANDO EN UNISONO Y VIENDO OJO A OJO
SABER LAS COSAS DE MAYOR VALOR
BKP DEVOSIONAL

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