El Señor se levanta para litigar, se pone en pie para
juzgar al pueblo.
(Libro
de Mormón | 2 Nefi 13:13)
He aquí algunas palabras de
consuelo y de justicia de parte de un indigno evangelista dirigido a los
penitentes de la fe Cristiana, a los que están de luto o en duelo por la perdida
de un ser amado bajo manos secretas e impías.
Palabras de Dios que son
dirigidas particularmente a todos los que busquen una respuesta divina; y a los
que les pueda interesar la voluntad enviada a todos nosotros en este día de
luto en Honduras y de iniquidad y venganza en toda América continental e
insular, por el aventador que esta en su mano. Y no solo esta palabra es para ellos
sino esta palabra es también dirigida los malvados para prepararlos como sacrificio
de Jehová para el grande y terrible día de la venganza de Dios que pronto se
apresura y viene muy rápido para sancionarlos con gran clamor en dirección de
la presa del pescado o la puerta del sur. Un día que no esta muy lejano en la
cual se cumplirán como eco desolador las palabras resonantes y silbadoras de
Sofonías que fueron decretadas para estos días de iniquidad y de venganza y que
nos dicen:
“Y sucederá que en el día del sacrificio de Jehová,
castigaré a los príncipes, y a los hijos del rey y a todos los que llevan vestido extranjero. Asimismo, castigaré en aquel día a todos
los que saltan sobre el umbral, los que llenan de violencia y de
engaño las casas de sus señores. Y acontecerá en aquel día, dice Jehová, que
habrá voz de clamor desde la puerta del Pescado, y aullido desde el segundo, y gran quebranto desde los collados.
Aullad, moradores de Mactes, porque todo el pueblo mercader ha sido destruido;
talados han sido todos los que traían dinero. Y acontecerá en aquel día que yo
escudriñaré a Jerusalén con lámpara, y castigaré a los hombres que reposan
tranquilos como el vino asentado, los cuales dicen en su corazón: Jehová no
hará bien ni mal. Por tanto, serán saqueados sus bienes y sus casas asoladas; y
edificarán casas, mas no las habitarán; y plantarán viñas, mas no beberán el
vino de ellas.
Cercano está el día grande de Jehová, cercano y viene muy rápido; amargo
será el clamor del día de Jehová; allí gritará el valiente. Será día de ira
aquel día, día de angustia y de aflicción, día de destrucción y de desolación, día de tinieblas y de oscuridad, día nublado y
tenebroso, día de trompeta y de alarido contra las ciudades fortificadas y contra las altas torres.
Y atribularé a los hombres, y
andarán como ciegos porque pecaron contra Jehová; y la sangre de ellos será
derramada como polvo, y su carne como estiércol. Ni su plata ni su oro podrán
librarlos en el día de la ira de Jehová, pues toda la tierra será consumida con
el fuego de su celo; porque ciertamente destrucción apresurada
hará de todos los moradores de la tierra.”
(Sofonías 1:8-18)
En ocasiones como estas, es
cosa común entre mortales o seres humanos que nos preguntemos: ¿Porque sufren
los inocentes, a saber los niños, las mujeres virtuosas, y los hombres rectos y
los mártires de la libertad como el reciente periodista Hondureño de nombre Ángel Alfredo Villatoro Rivera, quien fue recientemente secuestrado y asesinado
por manos carnales, sensuales y diabólicas?
Su ejecución, de cierto a rebalsado la copa de la ira y de la indignación
de Dios; y a precipitado el advenimiento de un gran juicio sobre toda impiedad
que hoy se me ha mandado a ejecutar con fuerza y verbo. Porque no solo ha sido
una alma la que ha sido separada de sus familiares por despojo, rapto, violencia
y muerte, sino, una veintena y otros tantos mas de inocentes o victimas que la
justicia de Dios acapara y cuya sangre clama justicia desde la tierra para que
sean vengados.
Y en base a esto; por lo
general, en nuestra impía e imperfecta humanidad, celo y sed de justicia, habemos
algunos ciudadanos que ignorantemente nos precipitamos a juzgar o a cuestionar
sin fundamento valido a Dios, a nuestros líderes gubernamentales y a la fibra moral
de una sociedad que somos algunos de los sacerdotes, pastores, evangelistas,
maestros seculares, padres de familia y otros.
No estoy aquí para justificar
a nadie porque todos, excepto los niños pequeños, somos pecadores, Pero recordemos que hasta que
no sea encontrada evidencia de lo contrario, Juzgar sin fundamento a cualquier
persona es rebelión reprobada por Dios tocante a la fe ya que esto quebranta el
mandamiento que dice. No darás falso testimonio; y de esto ya esta escrito en
el gran decálogo de la Santa Biblia y otros registros sacrosantos. Pero más que
todo, escribo según el mandato de Dios, para que recordemos también lo que
Pablo dijo a Timoteo, el evangelista, sobre lo peligroso de estos últimos días
en los cuales ya estamos viviendo. Y que muchos de nosotros esperamos y por la
fuerza queremos que nuestros gobernantes hagan milagros en naciones o ciudades que
han estado añejamente arruinadas en las cuales solo la divina justicia puede
intervenir como lo es este día. He aquí la ley y el testimonio:
Cuando el hombre tomare a su hermano, de la familia de su padre, y le
dijere: Tú tienes manto, sé tú nuestro gobernante, y
no sea esta ruina bajo tu mano,
Cuando alguno tome a su hermano, de la familia de su padre, y le
diga: Tú tienes manto; tú serás nuestro gobernante, y
toma en tus manos esta ruina;
éste jurará en aquel día, diciendo: No seré el sanador, pues en mi casa no hay ni pan ni qué vestir; no me hagáis gobernante del pueblo.
(Libro de Mormón | 2 Nefi
13:7)
“Esto también debes saber: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a sus padres, ingratos,
impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, sin dominio
propio, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, envanecidos,
amadores de los deleites más que de Dios, teniendo apariencia de piedad, pero negando la eficacia de ella; a éstos evita. Porque de éstos
son los que se meten en las casas, y llevan cautivas a las mujercillas cargadas
de pecados, llevadas por diversas concupiscencias; que siempre están aprendiendo, pero nunca pueden
llegar al conocimiento de la verdad. Y de la manera que Janes y Jambres
resistieron a Moisés, así también éstos resisten a la verdad; hombres corruptos de entendimiento, reprobados acerca de la fe. Pero no
llegarán lejos, porque su insensatez será manifiesta a todos, como también lo fue la de
aquéllos.” (2 Timoteo 3:1-9)
También, además de lo escrito
por la ley y el testimonio de los profetas debemos recordar según lo que esta
escrito que hay un número decretado entre los justos que se debe completar
antes de que Dios derrame su ira y sus juicios sin medida sobre esta generación
perversa y malvada.
“Y miré, y
vi un caballo amarillo; y el que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades
lo seguía; y les fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para
matar con espada, con hambre, con mortandad y con las fieras de la tierra. Y
cuando él abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que
habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio
que ellos tenían.
Y clamaban en alta voz,
diciendo: ¿Hasta cuándo, oh Señor, santo y verdadero, tardarás en juzgar y vengar nuestra sangre
de los que moran en la tierra?” Y se le dio a
cada uno vestiduras blancas; y se
les dijo que reposasen un poco más de
tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y hermanos que
también habían de ser muertos como ellos. (Apocalipsis 6:8-11)
Pero para dar algún consuelo al alma compungida y
que en verdad tiene sed de justicia quisiera decir que Dios no nos ha
desatendidos ni hace caso omiso a estos crímenes para que queden impunes. EL actúa
en su tiempo, a su propia manera y de
acuerdo con su propia voluntad. Y nadie es destruido sin que antes se le advierta.
Por lo general, Dios no acepta pero sufre o permite que los inocentes sean
afligidos para llevárselos hasta los umbrales gloriosos de su reino a descansar
de toda enfermedad, dolor, cuidado y peligro; y para que sus justos juicios
puedan caer sin medida sobre los inicuos y la sangre de los inocentes sean un
reluciente testimonio en contra de los malvados en el ultimo y postrer día.
Póquer de esto también escrito esta:
“Y ocurrió que tomaron a Alma y
Amulek y los llevaron al lugar del martirio para que presenciaran la
destrucción de los que eran consumidos por el fuego. Y cuando Amulek vio los
dolores de las mujeres y los niños que se consumían en la hoguera, se condolió
también, y dijo a Alma: ¿Cómo podemos presenciar esta horrible escena? Extendamos,
pues, nuestras manos y ejerzamos el poder de Dios que está en nosotros, y
salvémoslos de las llamas. Mas le dijo Alma: El Espíritu me impide extender la
mano; pues he aquí, el Señor los recibe para sí mismo en gloria; y él permite
que el pueblo les haga esto, según la dureza de sus corazones, para que los
juicios que en su ira envíe sobre ellos sean justos; y la sangre del inocente
será un testimonio en su contra, sí, y clamará fuertemente contra ellos en el
postrer día.”
(Libro
de Mormón | Alma 14:9 - 11)
Y por ultimo recordemos el
gran sacrificio expiatorio de Jesucristo que hace posible el perdón de todos
nuestros pecados si ejercitamos la fe en el para arrepentimiento viniendo a el a su reino
sobre la tierra para que nos sane por medio de sus ordenanzas sagradas y
debidamente autorizadas y efectuadas.
Que por la sangre que el derramo cuando padeció la muerte en la cruz, y
depuse de haber vencido a la muerte, Jesucristo Resucito y que ahora todos
nosotros podremos resucitar para compadecer ante el en base a nuestras obras ya
fueren buenas o malas. Y que habrá una restauración del cuerpo a su forma
perfecta para no separarse jamás. Y el manda a todos a que vengamos a el para
ser salvos y sanados.
Y éste es el mandamiento:
Arrepentíos, todos vosotros, extremos de la tierra, y venid a mí y sed
bautizados en mi nombre, para que seáis santificados por la recepción del
Espíritu Santo, a fin de que en el postrer día os presentéis ante mí sin
mancha. En verdad, en verdad os digo que éste es mi evangelio; y vosotros
sabéis las cosas que debéis hacer en mi iglesia; pues las obras que me habéis
visto hacer, ésas también las haréis; porque aquello que me habéis visto hacer,
eso haréis vosotros. De modo que si hacéis estas cosas, benditos sois, porque
seréis enaltecidos en el postrer día.
(Libro
de Mormón | 3 Nefi 27:20 - 22)
Y esta es la palabra del Señor que se levanta con
justicia y con equidad para litigar y se pone de pie para juzgar a su pueblo. Y
principalmente para los inicuos de entre ellos ya sean hombres, mujeres; y sus
lideres prevaricadores que no cumplen los mandamientos de Dios y los ancianos
que no ejecutan la ley debeiran temer y temblar porque asi el senor lo ha
dicho:
Pues arruinada está Jerusalén, y Judá caída; porque
sus lenguas y sus obras han sido contra el Señor para provocar los ojos
de su gloria.
La apariencia de sus rostros
testifica en contra de ellos, y publica que su pecado es como el de Sodoma, y
no lo pueden ocultar. ¡Ay de sus almas!, porque han allegado el mal para sí
mismos.
Decid a los justos que a ellos
les irá bien, porque comerán del fruto de sus obras.
¡Ay de los impíos!, porque
perecerán; pues el pago de sus manos vendrá sobre ellos.
Los opresores de mi pueblo son
niños, y mujeres lo gobiernan. ¡Oh pueblo mío, los que te guían te hacen errar,
y pervierten el curso de tus sendas!
El Señor se levanta para litigar,
se pone en pie para juzgar al pueblo. Vendrá el Señor a juicio contra los
ancianos de su pueblo y contra sus príncipes; porque habéis devorado la viña y
el despojo del pobre en vuestras casas.
¿Qué pretendéis? Majáis a mi
pueblo, y moléis las caras de los pobres, dice el Señor Dios de los Ejércitos.
Dice además el Señor: Por cuanto
las hijas de Sión son altivas, y andan con cuello erguido y ojos desvergonzados,
y caminan como si bailaran, y producen tintineo con los pies; herirá, pues, el
Señor la mollera de las hijas de Sión con sarna, y descubrirá su desnudez. En aquel día quitará el Señor la ostentación
de sus ajorcas, y redecillas, y lunetas; los collares, y los brazaletes, y los
rebociños; las cofias, los adornos de las piernas, los tocados, los pomitos de
olor y los zarcillos; los anillos, y los
joyeles para la nariz; las mudas de ropa
de gala, y los mantos, y las tocas, y las bolsas; los espejos, y los linos finos, y los rebozos,
y los velos. Y sucederá que en lugar de perfumes, habrá hediondez; y soga en
lugar de cinturón; y en lugar de cabellos peinados, calvicie; y en lugar de
mantos, cilicio; y quemadura en lugar de hermosura. Tus varones caerán a
espada, y tus fuertes en la batalla. Y sus puertas se lamentarán y enlutarán, y
ella, desolada, se sentará en tierra.
(Libro de Mormón | 2 Nefi 13:8 - 26)
Ahora bien, lo que esta
escrito arriba es un testimonio de lo que en breve se realizara para mostrar a
todos que los ojos de Dios están sobre todos los hombres y que en base a sus
obras, ya fueren buenas o malas, Dios viene como un ladrón en la noche, con su
recompensa en la mano. Y de esto testifico como uno que tiene autoridad en el
nombre de Jesucristo, Amen.
Atentamente un indigno
siervo en las manos de Cristo
Miguel Ángel Tinoco Rodríguez
ESCUCHAD, oh pueblo de mi iglesia, dice la voz de aquel que mora en las alturas, y cuyos ojos están sobre todos los hombres; sí, de cierto digo: Escuchad, pueblos lejanos; y vosotros los que estáis sobre las islas del mar, oíd juntamente.
ReplyDeletePorque, en verdad, la voz del Señor se dirige a todo hombre, y no hay quien escape; ni habrá ojo que no vea, ni oído que no oiga, ni corazón que no sea penetrado. Y los rebeldes serán traspasados de mucho pesar; porque se pregonarán sus iniquidades desde los techos de las casas, y sus hechos secretos serán revelados. Y la voz de amonestación irá a todo pueblo por boca de mis discípulos, a quienes he escogido en estos últimos días. E irán y no habrá quien los detenga, porque yo, el Señor, los he mandado. He aquí, ésta es mi autoridad y la autoridad de mis siervos, así como mi prefacio para el libro de mis mandamientos que les he dado para que os sea publicado, oh habitantes de la tierra.
Por tanto, temed y temblad, oh pueblo, porque se cumplirá lo que yo, el Señor, he decretado en ellos. Y de cierto os digo, que a los que salgan para llevar estas nuevas a los habitantes de la tierra, les es dado poder para sellar, tanto en la tierra como en el cielo, al incrédulo y al rebelde; sí, en verdad, sellarlos para el día en que la ira de Dios sea derramada sin medida sobre los malvados; para el día en que el Señor venga a recompensar a cada hombre según sus obras, y medir a cada cual con la medida con que haya medido a su prójimo.
Por tanto, la voz del Señor habla hasta los extremos de la tierra, para que oigan todos los que quieran oír: Preparaos, preparaos para lo que ha de venir, porque el Señor está cerca; y la ira del Señor está encendida, y su espada se embriaga en el cielo y caerá sobre los habitantes de la tierra.
ReplyDeleteY será revelado el brazo del Señor; y vendrá el día en que aquellos que no oyeren la voz del Señor, ni la voz de sus siervos, ni prestaren atención a las palabras de los profetas y apóstoles, serán desarraigados de entre el pueblo; porque se han desviado de mis ordenanzas y han violado mi convenio sempiterno. No buscan al Señor para establecer su justicia, antes todo hombre anda por su propio camino, y en pos de la imagen de su propio dios, cuya imagen es a semejanza del mundo y cuya substancia es la de un ídolo que se envejece y perecerá en Babilonia, sí, Babilonia la grande que caerá.
Por tanto, yo, el Señor, sabiendo las calamidades que sobrevendrían a los habitantes de la tierra, llamé a mi siervo José Smith, hijo, y le hablé desde los cielos y le di mandamientos; y también a otros di mandamientos de proclamar estas cosas al mundo; y todo esto para que se cumpliese lo que escribieron los profetas: Lo débil del mundo vendrá y abatirá lo fuerte y poderoso, para que el hombre no aconseje a su prójimo, ni ponga su confianza en el brazo de la carne; sino que todo hombre hable en el nombre de Dios el Señor, el Salvador del mundo; para que también la fe aumente en la tierra; para que se establezca mi convenio sempiterno; para que la plenitud de mi evangelio sea proclamada por los débiles y sencillos hasta los cabos de la tierra, y ante reyes y gobernantes.
He aquí, soy Dios, y lo he declarado; estos mandamientos son míos, y se dieron a mis siervos en su debilidad, según su manera de hablar, para que alcanzasen conocimiento; y para que cuando errasen, fuese manifestado; y para que cuando buscasen sabiduría, fuesen instruidos; y para que cuando pecasen, fueran disciplinados para que se arrepintieran; y para que cuando fuesen humildes, fuesen fortalecidos y bendecidos desde lo alto, y recibieran conocimiento de cuando en cuando.
Y para que mi siervo José Smith, hijo, después de haber recibido los anales de los nefitas, tuviera el poder para traducir el Libro de Mormón mediante la misericordia y el poder de Dios. Y también, para que aquellos a quienes se dieron estos mandamientos tuviesen el poder para establecer los cimientos de esta iglesia y de hacerla salir de la obscuridad y de las tinieblas, la única iglesia verdadera y viviente sobre la faz de toda la tierra, con la cual yo, el Señor, estoy bien complacido, hablando a la iglesia colectiva y no individualmente, porque yo, el Señor, no puedo considerar el pecado con el más mínimo grado de tolerancia.
No obstante, el que se arrepienta y cumpla los mandamientos del Señor será perdonado; y al que no se arrepienta, le será quitada aun la luz que haya recibido; porque mi Espíritu no luchará siempre con el hombre, dice el Señor de los Ejércitos. Y de nuevo, de cierto os digo, oh habitantes de la tierra: Yo, el Señor, estoy dispuesto a hacer saber estas cosas a toda carne; porque no hago acepción de personas, y quiero que todo hombre sepa que el día viene con rapidez; la hora no es aún, mas está próxima, cuando la paz será quitada de la tierra, y el diablo tendrá poder sobre su propio dominio. Y también el Señor tendrá poder sobre sus santos, y reinará en medio de ellos, y bajará en juicio sobre Idumea, o sea, el mundo.
Escudriñad estos mandamientos porque son verdaderos y fidedignos, y las profecías y promesas que contienen se cumplirán todas. Lo que yo, el Señor, he dicho, yo lo he dicho, y no me disculpo; y aunque pasaren los cielos y la tierra, mi palabra no pasará, sino que toda será cumplida, sea por mi propia voz o por la voz de mis siervos, es lo mismo. Porque he aquí, el Señor es Dios, y el Espíritu da testimonio, y el testimonio es verdadero, y la verdad permanece para siempre jamás. Amén.
(Doctrina y Convenios | Sección 1:1 - 39)
¿Andarán dos juntos si no están de acuerdo? ¿Rugirá el león en el bosque sin haber presa? ¿Dará el leoncillo su rugido desde su guarida sin haber apresado algo? ¿Caerá el ave en la trampa, en la tierra, sin haber cebo? ¿Se levanta la trampa de la tierra si no se ha atrapado algo? ¿Se tocará la trompeta en la ciudad, y no se alborotará el pueblo? ¿Habrá algún mal en la ciudad que Jehová no hay conocido? Porque no hará nada Jehová el Señor sin que revele su secreto a sus siervos los profetas. Si ruge el león, ¿quién no temerá? Si habla Jehová el Señor, ¿quién no profetizará?
ReplyDeleteHaced pregonar sobre los palacios de Asdod y sobre los palacios de la tierra de Egipto, y decid: Reuníos sobre los montes de Samaria y ved los muchos tumultos en medio de ella y las opresiones en medio de ella. Y no saben hacer lo recto, dice Jehová, los que atesoranaviolencia y despojo en sus palacios.
Por tanto, Jehová el Señor ha dicho así: Un enemigo vendrápor todos los lados de la tierra y derribará tu fortaleza, y tus palacios serán saqueados. Así ha dicho Jehová: De la manera que el pastor libra de la boca del león dos patas o la punta de una oreja, así serán librados los hijos de Israel que en Samaria se sientan en el borde de la cama, y en Damasco, en un diván.
Oíd y testificad contra la casa de Jacob, ha dicho Jehová Dios de los ejércitos: El día en que castigue las transgresiones de Israel, castigaré también los altares de Bet-el; y serán cortados los cuernos del altar y caerán a tierra. Y heriré la casa de invierno junto con la casa de verano, y las casas de marfil perecerán; y muchas casas serán arruinadas, dice Jehová.
(AMOS 3:3-15)