Muchos correran de aui para alla

Daniel 12:4

Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y el conocimiento aumentará.


“Hay muchos hijos del Señor que andan corriendo de aquí para allá buscando una ancla estable y un canal seguro. Será tu responsabilidad y tu misión alumbrarles el camino a estas personas.” (P.M.B)

Tuesday, December 4, 2012

Por tanto, debo deciros la verdad, conforme a la claridad de la palabra de Dios.



Sión y Jerusalén, Diciembre 4 del 2012

Por tanto, debo deciros la verdad, conforme a la claridad de la palabra de Dios. Porque he aquí, al dirigirme al Señor, la palabra vino a mí, diciendo: Jacob, sube hasta el templo mañana, y declara a este pueblo la palabra que te daré.

(Libro de Mormón | Jacob 2:11)




Ahora bien mis muy amados hermanos, porque deberíais ser amados. Si fuerais santos os hablaría de cosas santas, pero como no lo sois, mes es preciso hablaros sobre las consecuencias del pecado no de mi mismo sino con la ley y el testimonio en la mano o tal y como Dios lo ha manifestado a sus siervos los profetas.  


PALABRAS que Jacob, hermano de Nefi, dirigió al pueblo de Nefi, después de la muerte de Nefi:

Pues bien, mis amados hermanos, yo, Jacob, según la responsabilidad bajo la cual me hallo ante Dios, de magnificar mi oficio con seriedad, y para limpiar mis vestidos de vuestros pecados, he subido hoy hasta el templo para declararos la palabra de Dios. Y vosotros mismos sabéis que hasta aquí he sido diligente en el oficio de mi llamamiento; pero hoy me agobia el peso de un deseo y afán mucho mayor por el bien de vuestras almas, que el que hasta ahora he sentido. Pues he aquí, hasta ahora habéis sido obedientes a la palabra del Señor que os he dado.

Mas he aquí, escuchadme y sabed que con la ayuda del omnipotente Creador del cielo y de la tierra, puedo hablaros tocante a vuestros pensamientos, cómo es que ya empezáis a obrar en el pecado, pecado que para mí es muy abominable, sí, y abominable para Dios. Sí, contrista mi alma, y me hace encoger de vergüenza ante la presencia de mi Hacedor, el tener que testificaros concerniente a la maldad de vuestros corazones.

Y también me apena tener que ser tan audaz en mis palabras relativas a vosotros, delante de vuestras esposas e hijos, muchos de los cuales son de sentimientos sumamente tiernos, castos y delicados ante Dios, cosa que agrada a Dios; y supongo que han subido hasta aquí para oír la agradable palabra de Dios; sí, la palabra que sana el alma herida.

Por tanto, agobia mi alma el que sea constreñido, por el estricto mandamiento que recibí de Dios, a amonestaros según vuestros crímenes y agravar las heridas de los que ya están heridos, en lugar de consolarlos y sanar sus heridas; y a los que no han sido heridos, en lugar de que se deleiten con la placentera palabra de Dios, colocar puñales para traspasar sus almas y herir sus delicadas mentes.

Mas a pesar de la magnitud de la tarea, debo obrar según los estrictos mandamientos de Dios, y hablaros concerniente a vuestras iniquidades y abominaciones, en presencia de los puros de corazón y los de corazón quebrantado, y bajo la mirada del ojo penetrante del Dios Omnipotente.

Por tanto, debo deciros la verdad, conforme a la claridad de la palabra de Dios. Porque he aquí, al dirigirme al Señor, la palabra vino a mí, diciendo: Jacob, sube hasta el templo mañana, y declara a este pueblo la palabra que te daré.

Y ahora bien, he aquí, hermanos míos, ésta es la palabra que os declaro, que muchos de vosotros habéis empezado a buscar oro, plata y toda clase de minerales preciosos que tan copiosamente abundan en esta tierra, que para vosotros y vuestra posteridad es una tierra de promisión. Y tan benignamente os ha favorecido la mano de la providencia, que habéis obtenido muchas riquezas; y porque algunos de vosotros habéis adquirido más abundantemente que vuestros hermanos, os envanecéis con el orgullo de vuestros corazones, y andáis con el cuello erguido y la cabeza en alto por causa de vuestras ropas costosas, y perseguís a vuestros hermanos porque suponéis que sois mejores que ellos.

Y ahora bien, hermanos míos, ¿suponéis que Dios os justifica en esto? He aquí, os digo que no; antes bien, os condena; y si persistís en estas cosas, sus juicios os sobrevendrán aceleradamente.

 ¡Oh, si él os mostrara que puede traspasaros, y que con una mirada de su ojo puede humillaros hasta el polvo!

¡Oh, si os librara de esta iniquidad y abominación! ¡Oh, si escuchaseis la palabra de sus mandamientos, y no permitieseis que este orgullo de vuestros corazones destruyera vuestras almas!

 Considerad a vuestros hermanos como a vosotros mismos; y sed afables con todos y liberales con vuestros bienes, para que ellos sean ricos como vosotros. Pero antes de buscar riquezas, buscad el reino de Dios. Y después de haber logrado una esperanza en Cristo obtendréis riquezas, si las buscáis; y las buscaréis con el fin de hacer bien: para vestir al desnudo, alimentar al hambriento, libertar al cautivo y suministrar auxilio al enfermo y al afligido.

Y ahora bien, hermanos míos, os he hablado acerca del orgullo; y aquellos de vosotros que habéis afligido a vuestro prójimo, y lo habéis perseguido a causa del orgullo de vuestros corazones por las cosas que Dios os dio, ¿qué tenéis que decir de esto? ¿No creéis que tales cosas son abominables para aquel que creó toda carne? Y ante su vista un ser es tan precioso como el otro. Y toda carne viene del polvo; y con el mismo fin él los ha creado: para que guarden sus mandamientos y lo glorifiquen para siempre. Y ahora ceso de hablaros concerniente a este orgullo. Y si no fuera que debo hablaros de un crimen más grave, mi corazón se regocijaría grandemente a causa de vosotros.

Mas la palabra de Dios me agobia a causa de vuestros delitos más graves. Porque he aquí, dice el Señor: Este pueblo empieza a aumentar en la iniquidad; no entiende las Escrituras, porque trata de justificar sus fornicaciones, a causa de lo que se escribió acerca de David y su hijo Salomón.

He aquí, David y Salomón en verdad tuvieron muchas esposas y concubinas, cosa que para mí fue abominable, dice el Señor. Por tanto, el Señor dice así: He sacado a este pueblo de la tierra de Jerusalén por el poder de mi brazo, a fin de levantar para mí una rama justa del fruto de los lomos de José. Por tanto, yo, el Señor Dios, no permitiré que los de este pueblo hagan como hicieron los de la antigüedad.

Por tanto, hermanos míos, oídme y escuchad la palabra del Señor: Pues entre vosotros ningún hombre tendrá sino una esposa; y concubina no tendrá ninguna; porque yo, el Señor Dios, me deleito en la castidad de las mujeres. Y las fornicaciones son una abominación para mí; así dice el Señor de los Ejércitos.

Por lo tanto, este pueblo guardará mis mandamientos, dice el Señor de los Ejércitos, o maldita sea la tierra por su causa. Porque si yo quiero levantar posteridad para mí, dice el Señor de los Ejércitos, lo mandaré a mi pueblo; de lo contrario, mi pueblo obedecerá estas cosas.

Porque yo, el Señor, he visto el dolor y he oído el lamento de las hijas de mi pueblo en la tierra de Jerusalén; sí, y en todas las tierras de mi pueblo, a causa de las iniquidades y abominaciones de sus maridos. Y no permitiré, dice el Señor de los Ejércitos, que el clamor de las bellas hijas de este pueblo, que he conducido fuera de la tierra de Jerusalén, ascienda a mí contra los varones de mi pueblo, dice el Señor de los Ejércitos. Porque no llevarán cautivas a las hijas de mi pueblo, a causa de su ternura, sin que yo los visite con una terrible maldición, aun hasta la destrucción; porque no cometerán fornicaciones como los de la antigüedad, dice el Señor de los Ejércitos.

Y ahora bien, he aquí, hermanos míos, sabéis que estos mandamientos fueron dados a nuestro padre Lehi; por tanto, los habéis conocido antes; y habéis incurrido en una gran condenación, porque habéis hecho estas cosas que no debíais haber hecho. He aquí, habéis cometido mayores iniquidades que nuestros hermanos los lamanitas. Habéis quebrantado los corazones de vuestras tiernas esposas y perdido la confianza de vuestros hijos por causa de los malos ejemplos que les habéis dado; y los sollozos de sus corazones ascienden a Dios contra vosotros. Y a causa de lo estricto de la palabra de Dios que desciende contra vosotros, han perecido muchos corazones, traspasados de profundas heridas.

(Libro de Mormón | Jacob 2:1 - 35)


Oh mis queridos hermanos, recordad mis palabras; si las que os he hablado y también las que os hablare. Porque he aquí, en este día de iniquidad y venganza  después de haberme afanado infatigablemente por el bienestar de vuestras almas, llego al final de mi jornada. Y por lo tanto me quito mis vestidos y los sacudo ante vosotros. Y ruego al Dios de mi salvación que todo lo ve, que me mire con su ojo que todo lo escudriña para que sea testigo ante vosotros en el postrer día cuando todos los hombres, y no solo los hombres sino las también mujeres, y los jóvenes, si cuando todos sean juzgados, que yo este día me quite mis vestidos para sacudirlos. Que El Dios de Israel o el Dios de mis padres, Abrahán, Isaac y Jacob, mis padres, vio que en este día me sacudí mis vestidos o vuestras iniquidades de mi alma y que me presento con tersura ante el; y estoy limpio de vuestra sangre.

Y ahora continúo y refuerzo mi mensaje que se une al testimonio de mis hermanos porque tanto ellos como yo, hemos visto ojo a ojo la salvación y el brazo fuerte del Señor desnudarse ante todas las naciones. Y porque hemos visto su salvación os décimo, he aquí tu Dios reina. Y en base a la ley y el testimonio nos hemos dispuesto unánimes a cantar la misma canción de Isaías que dice:

¡Cuán hermosos sobre las montañas son los pies de aquel que trae buenas nuevas; que publica la paz; que trae gratas nuevas del bien; que publica la salvación; que dice a Sión: Tu Dios reina; tus centinelas levantarán la voz; unánimes cantarán, porque verán ojo a ojo cuando el Señor haga volver a Sión! ¡Prorrumpid en alegría! ¡Cantad juntamente lugares desolados de Jerusalén, porque el Señor ha consolado a su pueblo, ha redimido a Jerusalén!; el Señor ha desnudado su santo brazo a la vista de todas las naciones, y todos los extremos de la tierra verán la salvación de nuestro Dios?

(Libro de Mormón | Mosíah 12:21 - 24)

No obstante la pregunta de un millón permanece; ¿quien a creído nuestro mensaje, a quien se le ha manifestado el brazo del Señor?


SÍ, ¿no dice Isaías: Quién ha creído nuestro mensaje, y a quién se ha manifestado el brazo del Señor?


Porque crecerá delante de él como una planta tierna, y como raíz de tierra seca; no hay en él parecer ni hermosura; y cuando lo veamos, no habrá en él buen parecer para que lo deseemos. 

Despreciado y rechazado de los hombres; varón de dolores y experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro; fue menospreciado y no lo estimamos.


 Ciertamente él ha llevado nuestros pesares y sufrido nuestros dolores; sin embargo, lo hemos tenido por golpeado, herido de Dios y afligido.


Mas él herido fue por nuestras transgresiones, golpeado por nuestras iniquidades; y el castigo de nuestra paz fue sobre él; y con sus llagas somos sanados. Todos nosotros nos hemos descarriado como ovejas, nos hemos apartado, cada cual por su propio camino; y el Señor ha puesto sobre él las iniquidades de todos nosotros.


Fue oprimido y afligido, pero no abrió su boca; fue llevado como cordero al degolladero, y como la oveja permanece muda ante sus trasquiladores, así él no abrió su boca. De la prisión y del juicio fue quitado, y ¿quién declarará su generación? Porque fue arrancado de la tierra de los vivientes; por las transgresiones de mi pueblo fue herido.

Con los inicuos dispuso él su sepultura, y con los ricos fue en su muerte; porque no había hecho mal, ni hubo engaño en su boca.


Mas quiso el Señor quebrantarlo; le ha causado aflicción; cuando hagas de su alma ofrenda por el pecado, él verá su linaje, prolongará sus días y el placer del Señor prosperará en su mano.



Verá el afán de su alma, y quedará satisfecho; con su conocimiento, mi justo siervo justificará a muchos; porque llevará las iniquidades de ellos. Por tanto, le repartiré una porción con los grandes; y él dividirá el botín con los fuertes, porque derramó su alma hasta la muerte, y fue contado con los transgresores; y llevó los pecados de muchos e intercedió por los transgresores.

(Libro de Mormón | Mosíah 14:1 - 12)

¡Oh, mis queridos hermanos, recordad mis palabras! He aquí, me quito mis vestidos y los sacudo ante vosotros; ruego al Dios de mi salvación que me mire con su ojo que todo lo escudriña; por tanto, sabréis, en el postrer día, cuando todos los hombres sean juzgados según sus obras, que el Dios de Israel vio que sacudí vuestras iniquidades de mi alma, y que me presento con tersura ante él, y estoy limpio de vuestra sangre. ¡Oh, mis queridos hermanos, apartaos de vuestros pecados! Sacudid de vosotros las cadenas de aquel que quiere ataros fuertemente; venid a aquel Dios que es la roca de vuestra salvación.

Preparad vuestras almas para ese día glorioso en que se administrará  justicia al justo; sí, el día del juicio, a fin de que no os encojáis de miedo espantoso; para que no recordéis vuestra horrorosa culpa con claridad, y os sintáis constreñidos a exclamar: ¡Santos, santos son tus juicios, oh Señor Dios Todopoderoso; mas reconozco mi culpa; violé tu ley, y mías son mis transgresiones; y el diablo me ha atrapado, por lo que soy presa de su terrible miseria!

Mas he aquí, mis hermanos, ¿conviene que yo os despierte a la terrible realidad de estas cosas? ¿Atormentaría yo vuestras almas si vuestras mentes fueran puras? ¿Sería yo franco con vosotros, según la claridad de la verdad, si os hallaseis libres del pecado?

He aquí, si fueseis santos, os hablaría de cosas santas; pero como no sois santos, y me consideráis como maestro, es menester que os enseñe las consecuencias del pecado. He aquí, mi alma aborrece el pecado, y mi corazón se deleita en la rectitud; y alabaré el santo nombre de mi Dios.

Venid, hermanos míos, todos los que tengáis sed, venid a las aguas; y venga aquel que no tiene dinero, y compre y coma; sí, venid y comprad vino y leche, sin dinero y sin precio. Por lo tanto, no gastéis dinero en lo que no tiene valor, ni vuestro trabajo en lo que no puede satisfacer. Escuchadme diligentemente, y recordad las palabras que he hablado; y venid al Santo de Israel y saciaos de lo que no perece ni se puede corromper, y deléitese vuestra alma en la plenitud.

He aquí, amados hermanos míos, recordad las palabras de vuestro Dios; orad a él continuamente durante el día, y dad gracias a su santo nombre en la noche. Alégrese vuestro corazón. Y considerad cuán grandes son los convenios del Señor, y cuán grandes sus condescendencias para con los hijos de los hombres; y a causa de su grandeza, y su gracia y misericordia, nos ha prometido que los de nuestra posteridad no serán completamente destruidos, según la carne, sino que los preservará; y en generaciones futuras llegarán a ser una rama justa de la casa de Israel. Y ahora bien, mis hermanos, quisiera hablaros más; pero mañana os declararé el resto de mis palabras. Amén.

(Libro de Mormón | 2 Nefi 9:44 - 54)

Ahora debo deciros el resto de mis palabras y hablaros concerniente a lo que en breve se realizara. Es algo terrible y espantoso juicio que se cierne sobre este pueblo por causa de sus iniquidades y abominaciones. Estas son cosas que agobian mi alma porque he visto fuegos con gran estruendos caer sobre muchas ciudades, grandes columnas de humo erguirse sobre esta tierra cuyos efectos hacen derretir los montes, hender las calzadas y  gran calamidad despedazar a los hombres sobre esta tierra.


Si, he visto fuego y vapor de humo al grado de que esto me debilita y acongojar mi propia alma porque yo mismo estuve apunto de ser talado por causa de mis propias maldades y abominaciones. Pero por la gracia y misericordia divina me fue otorgado el maravilloso don del arrepentimiento; y tome ventaja de la mano divina que me arranco del las puertas del infierno; y me levante del polvo o de mi estado carnal y caído y perdido porque era o había sido uno de los mas viles pecadores entre los hijos de mi pueblo.

Y desde ese momento hasta el DIA de hoy clamo el arrepentimiento afanosamente porque contrista y tortura mi alma el saber que una alma podría perecer arrastrada al infierno como yo estuve apunto de perecer. Y todo ha sido por la gracia y misericordia de Cristo que ha prolongado un poco más mis días para que le conozca y le alabe como mi redentor; y para así también dar cumplimiento fiel a sus palabras que dicen:


Y AHORA bien, yo, Jacob, os hablo otra vez, amados hermanos míos, concerniente a esta rama justa de la cual he hablado.

Pues he aquí, las promesas que hemos logrado son promesas para nosotros según la carne; por tanto, así como se me ha manifestado que muchos de nuestros hijos perecerán en la carne a causa de la incredulidad, Dios, sin embargo, tendrá misericordia de muchos; y nuestros hijos serán restaurados para que obtengan aquello que les dará el verdadero conocimiento de su Redentor.



 
Por tanto, como os dije, debe ser menester que Cristo —pues anoche me dijo el ángel que ése sería su nombre— venga entre los judíos, entre aquellos que son de los más inicuos del mundo; y ellos lo crucificarán. Porque así conviene a nuestro Dios, y no hay ninguna otra nación sobre la tierra que crucificaría a su Dios. Porque si se efectuasen entre otras naciones los grandes milagros, se arrepentirían y sabrían que él es su Dios. Mas a causa de supercherías sacerdotales e iniquidades, los de Jerusalén endurecerán su cerviz contra él, para que sea crucificado.

Así que, por motivo de sus iniquidades, vendrán sobre ellos destrucciones, hambres, pestes y efusión de sangre; y los que no sean destruidos serán dispersados entre todas las naciones.

(Libro de Mormón | 2 Nefi 10:1 - 6)


Y porque he visto y presenciado en el espíritu la destrucción de mis hermanos me siento abatido de espíritu porque he visto que aun los que están preparados a duras penas escaparan las grandes y terribles juicios que aun se avecinan sobre los de mi pueblo, oh casa de Israel, si es que no se arrepienten y reconocen al Mesías que una vez rechazaron.  


Y no solo sobre los inicuos de entre mi pueblo vendrán estos grandes juicios sino también sobre todas las naciones de los gentiles como ya vosotros también lo podréis percibir por las iniquidades que se proclaman y se pregonan desde los techos de las casas. 


Porque me pareció ver ayer, que la ira de Dios estuviera encendida sobre toda carne y se dispusiera a dejar caer su reluciente espada para raer a todos los obradores de maldad por causa de sus iniquidades y sus abominaciones. Porque yo mismo he visto la destrucción de mi pueblo. Dios me lo ha mostrado desde lo alto en sueños o visiones. Y por más talento o don de escribir que Dios me ha dado ni siquiera  lo puedo escribir y supongo que es porque las cosas que vi están selladas de lo cual esta prohibido quitar o añadir porque se ha dispuesto que sen reveladas por aquel a quien fueron dadas, de lo cual escrito esta:

Un ángel le informa a Nefi acerca de las bendiciones y las maldiciones que caerán sobre los gentiles—Solamente hay dos iglesias: la Iglesia del Cordero de Dios y la iglesia del diablo—Los santos de Dios son perseguidos en todas las naciones por la iglesia grande y abominable—El apóstol Juan escribirá tocante al fin del mundo.

Y SUCEDERÁ que si los gentiles escucharen al Cordero de Dios el día en que él mismo se manifieste a ellos, tanto en palabra, como también en poder, real y verdaderamente, para quitar sus tropiezos, y no endurecieren sus corazones contra el Cordero de Dios, serán contados entre la posteridad de tu padre; sí, serán contados entre los de la casa de Israel; y serán para siempre un pueblo bendito sobre la tierra prometida, y no serán llevados más al cautiverio; y la casa de Israel ya no será confundida.


Y ese profundo abismo que ha cavado para ellos esa grande y abominable iglesia, la cual establecieron el diablo y sus hijos para conducir las almas de los hombres al infierno, sí, ese profundo abismo que ha sido cavado para la destrucción de los hombres, se llenará con aquellos que lo abrieron, hasta su completa destrucción, dice el Cordero de Dios; no la destrucción del alma, a menos que sea el arrojarla en aquel infierno que no tiene fin. Porque he aquí que esto va de conformidad con la cautividad del diablo, y también con la justicia de Dios, sobre todos los que cometan iniquidades y abominaciones ante él.

Y aconteció que el ángel me habló a mí, Nefi, diciendo: Tú has visto que si los gentiles se arrepienten, les irá bien; y también sabes acerca de los convenios del Señor con la casa de Israel; y también has oído que el que no se arrepienta deberá perecer. Por lo tanto, ¡ay de los gentiles, si es que endurecen sus corazones contra el Cordero de Dios!

Porque viene el día, dice el Cordero de Dios, en que haré una obra grande y maravillosa entre los hijos de los hombres, una obra que será sempiterna, ya para una cosa u otra; ya para convertirlos a la paz y vida eterna, o entregarlos a la dureza de sus corazones y ceguedad de sus mentes hasta ser llevados al cautiverio, y también a la destrucción, tanto temporal como espiritualmente, según la cautividad del diablo, de la cual he hablado.

Y aconteció que cuando el ángel hubo hablado estas palabras, me dijo: ¿Recuerdas los convenios del Padre con la casa de Israel? Yo le contesté: Sí. Y sucedió que me dijo: Mira, y ve esa grande y abominable iglesia que es la madre de las abominaciones, cuyo fundador es el diablo.

Y me dijo: He aquí, no hay más que dos iglesias solamente; una es la iglesia del Cordero de Dios, y la otra es la iglesia del diablo; de modo que el que no pertenece a la iglesia del Cordero de Dios, pertenece a esa grande iglesia que es la madre de las abominaciones, y es la ramera de toda la tierra.

Y aconteció que miré y vi a la ramera de toda la tierra, y se asentaba sobre muchas aguas; y tenía dominio sobre toda la tierra, entre todas las naciones, tribus, lenguas y pueblos.

Y sucedió que vi la iglesia del Cordero de Dios, y sus números eran pocos a causa de la iniquidad y las abominaciones de la ramera que se asentaba sobre las muchas aguas. No obstante, vi que la iglesia del Cordero, que eran los santos de Dios, se extendía también sobre toda la superficie de la tierra; y sus dominios sobre la faz de la tierra eran pequeños, a causa de la maldad de la gran ramera a quien yo vi.

Y ocurrió que vi que la gran madre de las abominaciones reunió multitudes sobre toda la superficie de la tierra, entre todas las naciones de los gentiles, para combatir contra el Cordero de Dios. Y aconteció que yo, Nefi, vi que el poder del Cordero de Dios descendió sobre los santos de la iglesia del Cordero y sobre el pueblo del convenio del Señor, que se hallaban dispersados sobre toda la superficie de la tierra; y tenían por armas su rectitud y el poder de Dios en gran gloria.

Y sucedió que vi que la ira de Dios se derramó sobre aquella grande y abominable iglesia, de tal modo que hubo guerras y rumores de guerras entre todas las naciones y familias de la tierra.

Y cuando empezó a haber guerras y rumores de guerras entre todas las naciones que pertenecían a la madre de las abominaciones, me habló el ángel, diciendo: He aquí, la ira de Dios está sobre la madre de las rameras; y he aquí, tú ves todas estas cosas;  y cuando llegue el día en que la ira de Dios sea derramada sobre la madre de las rameras, que es la iglesia grande y abominable de toda la tierra, cuyo fundador es el diablo, entonces, en ese día, empezará la obra del Padre, preparando la vía para el cumplimiento de sus convenios que él ha hecho con su pueblo que es de la casa de Israel.


 
Y aconteció que el ángel me habló, diciendo: ¡Mira! Y miré, y vi a un hombre que estaba vestido con un manto blanco. Y el ángel me dijo: ¡He ahí uno de los doce apóstoles del Cordero! He aquí, él verá y escribirá el resto de estas cosas; sí, y también muchas que han sucedido. Y escribirá también sobre el fin del mundo.

Por tanto, las cosas que él escriba son justas y verdaderas; y he aquí, están escritas en el libro que tú has visto salir de la boca del judío. Y en la época en que salieron de la boca del judío, o sea, cuando el libro salió de la boca del judío, las cosas que estaban escritas eran claras y puras, y las más preciosas y fáciles para el entendimiento de todos los hombres. Y he aquí, las cosas que este apóstol del Cordero escribirá son muchas de las que tú ya has visto; y he aquí, el resto tú lo verás.



Pero las que verás en adelante, no escribirás; porque el Señor Dios ha ordenado que las escriba el apóstol del Cordero de Dios. Y ha habido también otros a quienes el Señor ha mostrado todas las cosas, y las han escrito; y han sido selladas, según la verdad que está en el Cordero, para aparecer en su pureza a la casa de Israel en el propio y debido tiempo del Señor. Y yo, Nefi, oí, y testifico que el nombre del apóstol del Cordero era Juan, según la palabra del ángel.

Y he aquí que a mí, Nefi, se me prohíbe escribir el resto de las cosas que vi y oí; por lo que me basta con las que he escrito; y no he escrito más que una pequeña parte de lo que vi. Y doy testimonio de que yo vi las cosas que mi padre vio, y el ángel del Señor me las hizo saber. Y ahora ceso de hablar tocante a las cosas que vi cuando fui llevado en el espíritu; y si todas las cosas que vi no están escritas, las que he escrito son verdaderas. Y así es. Amén.

(Libro de Mormón | 1 Nefi 14:Pref. - 30)

Por lo tanto cónsteme decir que como Nefi y como Juan yo vi sangre y fuego y vapor de humo, y es menester que sea sobre la superficie de esta tierra. Y también vi a Lucifer incitando y seduciendo a los jerarcas de su iglesia para combatir contra el pueblo y los santos de Dios. Porque de esto escrito esta como cosas que son, que han sido y que han de ser:


Por lo que, el Señor Dios procederá a desnudar su brazo a los ojos de todas las naciones, al llevar a efecto sus convenios y su evangelio para con los que son de la casa de Israel. Por tanto, los sacará otra vez de su cautividad, y serán reunidos en las tierras de su herencia; y serán sacados de la obscuridad y de las tinieblas; y sabrán que el Señor es su Salvador y su Redentor, el Fuerte de Israel.

Y la sangre de esa grande y abominable iglesia, que es la ramera de toda la tierra, se volverá sobre su propia cabeza; porque guerrearán entre sí, y la espada de sus propias manos descenderá sobre su propia cabeza; y se emborracharán con su propia sangre.

Y toda nación que luche contra ti, oh casa de Israel, se volverá la una contra la otra, y caerán en la fosa que cavaron para entrampar al pueblo del Señor. Y todos los que combatan contra Sión serán destruidos, y esa gran ramera que ha pervertido las rectas vías del Señor, sí, esa grande y abominable iglesia caerá a tierra, y grande será su caída.

Porque he aquí, dice el profeta, se acerca rápidamente el tiempo en que Satanás no tendrá más poder sobre el corazón de los hijos de los hombres; porque pronto se acerca el día en que todos los soberbios y todos los que obran inicuamente serán como rastrojo; y está cerca el día en que han de ser quemados.

Pues está próximo el tiempo en que la plenitud de la ira de Dios será derramada sobre todos los hijos de los hombres; porque no consentirá que los inicuos destruyan a los justos. Por lo tanto, protegerá a los justos por su poder, aun cuando tuviese que venir la plenitud de su ira, y serán preservados los justos aun hasta la destrucción de sus enemigos por fuego. Por tanto, los justos no tienen por qué temer; porque así dice el profeta: Se salvarán, aun como si fuese por fuego.

He aquí, os digo, mis hermanos, que estas cosas deben venir muy pronto; sí, debe haber sangre y fuego y vapor de humo; y es menester que sea sobre la superficie de esta tierra; y sobrevendrá a los hombres según la carne, si es que endurecen sus corazones en contra del Santo de Israel.

Pues he aquí, los justos no perecerán; porque ciertamente vendrá el tiempo en que todos los que combatan contra Sión serán talados. Y el Señor ciertamente preparará una vía para su pueblo, a fin de cumplir las palabras que habló Moisés, diciendo: El Señor vuestro Dios os levantará a un profeta, semejante a mí; a él oiréis en todo lo que os dijere. Y sucederá que todos aquellos que no quieran escuchar a ese profeta serán desarraigados de entre el pueblo.


Y ahora bien, yo, Nefi, os declaro que este profeta de quien habló Moisés era el Santo de Israel; por tanto, juzgará con justicia.

Y los justos no tienen por qué temer, pues ellos son los que no serán confundidos. Mas es el reino del diablo, el cual será edificado entre los hijos de los hombres, el cual está establecido entre aquellos que se encuentran en la carne; porque pronto llegará el tiempo en que todas las iglesias que se hayan establecido para obtener ganancia, y todas las que hayan sido edificadas para lograr poder sobre la carne, y las que se hayan fundado para hacerse populares ante los ojos del mundo, y aquellas que busquen las concupiscencias de la carne, y las cosas del mundo, y cometan toda clase de iniquidades, en fin, todos los que pertenezcan al reino del diablo son los que deberán temer, temblar y estremecerse; ellos son los que deben ser humillados hasta el polvo; ellos son los que deben ser consumidos como el rastrojo; y esto según las palabras del profeta.


Y rápidamente se acerca el tiempo en que los justos han de ser conducidos como becerros de la manada, y el Santo de Israel ha de reinar con dominio, y fuerza, y potestad, y gran gloria. Y recoge a sus hijos de las cuatro partes de la tierra; y cuenta a sus ovejas, y ellas lo conocen; y habrá un redil y un pastor; y él apacentará a sus ovejas, y en él hallarán pasto.

Y a causa de la rectitud del pueblo del Señor, Satanás no tiene poder; por consiguiente, no se le puede desatar por el espacio de muchos años; pues no tiene poder sobre el corazón del pueblo, porque el pueblo mora en rectitud, y el Santo de Israel reina.

Y ahora bien, he aquí, yo, Nefi, os declaro que todas estas cosas deben acontecer según la carne. Pero he aquí, todas las naciones, tribus, lenguas y pueblos vivirán con seguridad en el Santo de Israel, si es que se arrepienten Y ahora, yo, Nefi, concluyo, porque no me atrevo aún a hablar más tocante a estas cosas.

Por tanto, mis hermanos, quisiera que consideraseis que las cosas que se han escrito en las planchas de bronce son verdaderas; y testifican que el hombre debe ser obediente a los mandamientos de Dios.

Por lo tanto, no debéis suponer que mi padre y yo somos los únicos que las hemos atestiguado y también enseñado. Por tanto, si sois obedientes a los mandamientos, y perseveráis hasta el fin, seréis salvos en el postrer día. Y así es. Amén.

(Libro de Mormón | 1 Nefi 22:11 - 31)




Esto lo digo con circunspección para influenciar a todo hombre a que debe arrepentirse o sufrir la indignante ira de Dios que caerá sobre todos los inicuos sin medida empezando en su propia casa de lo cual esta escrito y revelado en todos los libros canónicos de la Iglesia de Jesucristo de los santos de los últimos días; y mas particularmente en el libro de mandamientos que dice:

Por tanto, temed y temblad, oh pueblo, porque se cumplirá lo que yo, el Señor, he decretado en ellos. Y de cierto os digo, que a los que salgan para llevar estas nuevas a los habitantes de la tierra, les es dado poder para sellar, tanto en la tierra como en el cielo, al incrédulo y al rebelde; sí, en verdad, sellarlos para el día en que la ira de Dios sea derramada sin medida sobre los malvados; para el día en que el Señor venga a recompensar a cada hombre según sus obras, y medir a cada cual con la medida con que haya medido a su prójimo.

Por tanto, la voz del Señor habla hasta los extremos de la tierra, para que oigan todos los que quieran oír: Preparaos, preparaos para lo que ha de venir, porque el Señor está cerca;  y la ira del Señor está encendida, y su espada se embriaga en el cielo y caerá sobre los habitantes de la tierra.


Y será revelado el brazo del Señor; y vendrá el día en que aquellos que no oyeren la voz del Señor, ni la voz de sus siervos, ni prestaren atención a las palabras de los profetas y apóstoles, serán desarraigados de entre el pueblo; porque se han desviado de mis ordenanzas y han violado mi convenio sempiterno.

No buscan al Señor para establecer su justicia, antes todo hombre anda por su propio camino, y en pos de la imagen de su propio dios, cuya imagen es a semejanza del mundo y cuya substancia es la de un ídolo que se envejece y perecerá en Babilonia, sí, Babilonia la grande que caerá.

Por tanto, yo, el Señor, sabiendo las calamidades que sobrevendrían a los habitantes de la tierra, llamé a mi siervo José Smith, hijo, y le hablé desde los cielos y le di mandamientos; y también a otros di mandamientos de proclamar estas cosas al mundo; y todo esto para que se cumpliese lo que escribieron los profetas: Lo débil del mundo vendrá y abatirá lo fuerte y poderoso, para que el hombre no aconseje a su prójimo, ni ponga su confianza en el brazo de la carne; sino que todo hombre hable en el nombre de Dios el Señor, el Salvador del mundo; para que también la fe aumente en la tierra; para que se establezca mi convenio sempiterno;  para que la plenitud de mi evangelio sea proclamada por los débiles y sencillos hasta los cabos de la tierra, y ante reyes y gobernantes.

(Doctrina y Convenios | Sección 1:7 - 23)
Por lo tanto yo mismo continuo labrando mi salvación para retener la remisión de mis pecados con temor y temblor delante de Dios. Y no me aparto de la verdad pese a lo fuerte de la reprensión del Señor y no contiendo contra sus palabras sino que las creo todas y por eso las declaro con gran amplitud y osadía.  Y no solo las creo sino que cosas grandes y maravillosas que el ojo natural no percibe se me han mostrado a mi y a los de mi cada para dar solemne testimonio al mundo de la verdad de que como El Señor ha hablado así se cumple. De no ser axial no podría hablar de l oque no se o he visto. Y vosotros también podéis tener un testimonio de estas palabras si creéis y preguntáis a Dios que os manifieste la veracidad de ellas con integro propositito de corazón. Por lo tanto escuchad la viva voz del Señor y Dios de estas tierras que hoy os llama a venir a El, y sabréis que el es el quien os habla y no yo.  Y que también ahora mismo os dice:


Y el que contienda contra la palabra del Señor, maldito sea; y el que niegue estas cosas, maldito sea; porque a éstos no mostraré cosas mayores, dice Jesucristo; porque yo soy el que habla. Y por mi mandato se abren y se cierran los cielos; y por mi palabra temblará la tierra; y por mi mandato sus habitantes pasarán, como si fuera por fuego. Y el que no cree mis palabras no cree a mis discípulos; y si es que yo no hablo, juzgad vosotros; porque en el postrer día sabréis que yo soy el que habla.

Pero al que crea estas cosas que he hablado, yo lo visitaré con las manifestaciones de mi Espíritu, y sabrá y dará testimonio. Porque por mi Espíritu sabrá que estas cosas son verdaderas; porque persuade a los hombres a hacer lo bueno.

Y cualquier cosa que persuada a los hombres a hacer lo bueno viene de mí; porque el bien de nadie procede, sino de mí. Yo soy el mismo que conduce a los hombres a todo lo bueno; el que no crea mis palabras, tampoco me creerá a mí: que yo soy; y aquel que no me crea, no creerá al Padre que me envió. Pues he aquí, yo soy el Padre, yo soy la luz, y la vida, y la verdad del mundo.

¡Venid a mí, oh gentiles, y os mostraré las cosas mayores, el conocimiento que se ha ocultado a causa de la incredulidad!

¡Venid a mí, oh casa de Israel, y os será manifestado cuán grandes cosas el Padre ha reservado para vosotros desde la fundación del mundo; y no han llegado a vosotros por motivo de la incredulidad!

He aquí, cuando rasguéis ese velo de incredulidad que os hace permanecer en vuestro espantoso estado de iniquidad, y dureza de corazón, y ceguedad de mente, entonces las cosas grandes y maravillosas que han estado ocultas de vosotros desde el principio del mundo, sí, cuando invoquéis al Padre en mi nombre, con un corazón quebrantado y un espíritu contrito, entonces sabréis que el Padre se ha acordado del convenio que hizo con vuestros padres, oh casa de Israel.

Entonces serán manifestadas a los ojos de todo el pueblo mis revelaciones que he hecho que sean escritas por mi siervo Juan. Acordaos, cuando veáis estas cosas, sabréis que el tiempo está cerca en que efectivamente serán manifestadas.

Por tanto, cuando recibáis esta historia, sabréis que la obra del Padre ha empezado sobre toda la faz de la tierra.

 Arrepentíos, pues, todos vosotros los extremos de la tierra, y venid a mí, y creed en mi evangelio y sed bautizados en mi nombre; porque el que crea y sea bautizado, será salvo; mas el que no crea, será condenado; y las señales seguirán a los que crean en mi nombre.
Y bendito es aquel que sea hallado fiel a mi nombre en el postrer día, porque será enaltecido para morar en el reino preparado para él desde la fundación del mundo. Y he aquí, yo soy quien lo ha hablado. Amén.

(Libro de Mormón | Éter 4:8

Todo esto lo escribo porque no me lo puedo retener sin que destruya mis huesos. Y lo hago para persuadir aunque fuere una sola alma a venir a cristo y ser salvo. Y lo hago como uno comisionado o uno que tiene autoridad para exponer todas las escrituras que dan testimonio de la verdad en el nombre de Jesucristo, amen

Atentamente vuestros hermano y servidor que no es mas que un indigno siervo en las manos de Cristo

Miguel Ángel Tinoco Rodríguez

2 comments:

  1. Porque todos los que no quieren soportar la disciplina, antes me niegan, no pueden ser santificados.

    He aquí, te digo que había riñas, y contiendas, y envidias, y disputas, y deseos sensuales y codiciosos entre ellos; y como resultado de estas cosas, profanaron sus heredades. Fueron lentos en escuchar la voz del Señor su Dios; por consiguiente, el Señor su Dios es lento en escuchar sus oraciones y en contestarlas en el día de sus dificultades. En los días de paz estimaron ligeramente mi consejo, mas en el día de sus dificultades por necesidad se allegan a mí.

    De cierto te digo, que no obstante sus pecados, mis entrañas están llenas de compasión por ellos. Yo no los desecharé completamente, y en el día de la ira me acordaré de tener misericordia.

    He jurado, y se ha decretado en un mandamiento anterior que te he dado, que dejaría caer la espada de mi indignación en defensa de mi pueblo; y tal como yo he dicho, así acontecerá. Pronto se derramará mi indignación sin medida sobre las naciones; y lo haré cuando la copa de su iniquidad se llene.

    Y en aquel día todo el que se encuentre sobre la atalaya, o en otras palabras, todo mi Israel, será salvo. Y los que han estado esparcidos serán congregados. Y todos los que se hayan lamentado serán consolados. Y todos los que hayan dado su vida por mi nombre serán coronados.

    Consuélense, pues, vuestros corazones en lo concerniente a Sión, porque toda carne está en mis manos; quedaos tranquilos y sabed que yo soy Dios. Sión no será quitada de su lugar, a pesar de que sus hijos han sido esparcidos. Los que permanezcan y sean de corazón puro volverán a sus heredades, ellos y sus hijos, con cantos de gozo sempiterno, para edificar los lugares asolados de Sión; y todas estas cosas para que se cumplan los profetas.

    (Doctrina y Convenios | Sección 101:5 - 19)


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  2. Y he aquí, a los que creyeren en mis palabras visitaré con la manifestación de mi Espíritu; y nacerán de mí, sí, del agua y del Espíritu:

    —y debes esperar todavía un poco, porque aún no has sido ordenado—

    y su testimonio también saldrá para condenar a los de esta generación, si endurecen sus corazones en contra de ellos; porque se desatará una plaga asoladora entre los habitantes de la tierra, y seguirá derramándose de cuando en cuando, si no se arrepienten, hasta que quede vacía la tierra, y sus habitantes sean consumidos y enteramente destruidos por el resplandor de mi venida. He aquí, te digo estas cosas, así como anuncié al pueblo la destrucción de Jerusalén; y se verificará mi palabra en esta ocasión como se ha verificado antes.

    (Doctrina y Convenios | Sección 5:16 - 20)

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